Boñices

Despoblado moderno del término municipal de Tejado, que constituye prácticamente un museo etnológico que en silencio nos muestra un estilo de vida que ha sido el nuestro o el de nuestros padres.

Boñices
Calle de Boñices. Foto Ángel Lorenzo

Fecha de despoblación: Desconocida

Localidad: Boñices

Estado actual: Despoblado

Término municipal: Tejado

Descripción

Boñices: Despoblado moderno del término municipal de Tejado localizado a 990 metros de altitud. Se trata de un lugar muy interesante pues pese a estar saqueado, aún mantiene una decena edificios, algunos en pie cuyos propietarios han renunciado a arreglar puertas y cerraduras por lo que han retirado lo valioso y dejan las puertas abiertas, lo que no es indicativo de que no tengan dueño, es que están hartos de visitantes vandálicos, pero el pueblo constituye prácticamente un museo etnológico que en silencio nos muestra un estilo de vida que ha sido el nuestro o el de nuestros padres.

El acceso se realiza por la CL-101 de Tejado a Sauquillo de Boñices. A la altura del km 51,200 sale un camino de tierra en buen estado que, tras recorrer unos 300 metros, lleva al centro del despoblado.

Datum:  ETRS89  Huso UTM:  30 
Latitud:  41,5815459514  Coord. X:  557 958,99 
Longitud:  -2,3046998978  Coord. Y:  4 603 550,86 

Boñicenses, apodados los alforjeros.

Para Eleuterio Carracedo Arroyo (1) el nombre procedería del latín Bonnicis (bueno). José Antonio Pérez-Rioja (2) citando a Pancracio Celdrán, cree que deriva del latín bovinica y que significa excremento del ganado vacuno.

José Antonio García Luján (3) recuerda que en abril de 1158, doña Sancha, esposa de Miguel Muñoz de Finojosa, entregó a su hijo Martín al monasterio de Santa María de Cántavos (4) y al abad Blas para que sirviera a Dios según la regla de San Benito y de la orden del Císter, y con motivo de este ingreso de su hijo a la vida religiosa, donó al citado monasterio y al abad la aldea de Boñices con su término.

Diez años después, el 28 de abril de 1168, y según Juan Loperráez y Corvalán (5), el obispo de Osma don Juan que mantenía una buena amistad con el entonces abad de Santa María de Huerta, Martín de Finojosa, le hizo donación de sus derechos episcopales en Boñices, autorizándoles a construir una iglesia parroquial regentada por los monjes, previa aprobación por parte del obispado, con la única condición de que no pudiese establecer allí abadía ni priorato sin su consentimiento. A cambio de la donación los de Huerta pagarían anualmente el día de Todos los Santos, 1 de noviembre, la cantidad de un maravedí con destino al refectorio de la Catedral.

Pero aquella donación de Boñices al monasterio se revirtió no muchos años después y la aldea regresó a manos de la familia Finojosa. La noticia la sabemos gracias a Loperráez (6),  quien dice que según una lauda sepulcral que había al pie de la tumba de Rodrigo Jiménez de Rada en Santa María de Huerta, algunas poblaciones sorianas como Bliecos, Boñices, Alentisque y Taroda que eran propiedad de Martín de Finojosa, pasaron después a su sobrino, el historiador y arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada, quien en 1223 pidió ser enterrado en el monasterio de Huerta, donándole esas poblaciones sorianas con sus palacios.

Posteriormente pasó a pertenecer a la Tierra de Soria como integrante del Sexmo de Lubia, aunque aparece documentado con Castil de Tierra como una única unidad poblacional.

El Censo de vecinos pecheros de 1528 documenta la existencia de Boñizes pero no ofrece cifras, lo que indicaría un error o quizá una despoblación temporal pues tampoco ofrece datos de Castil de Tierra que ya aparece como un poblado independiente de Boñices.

El Catastro de la Ensenada, redactado en Boñizes el 19 de octubre de 1751, describe la población como un lugar de realengo de la jurisdicción de la ciudad de Soria habitado entonces por siete vecinos, los siete labradores, que explotaban insuficientemente los recursos del pueblo, pues dice el texto que la tierra y los pastos podrían ser mucho más productivos si se gestionaran mejor. En cualquier caso, había fincas de secano, prados, dehesa, y fincas de regadío con acequias, pasto y unos pocos sauces silvestres. La agricultura les surtía de trigo, cebada, avena, berza y hierba. Disponía de ganado ovino que les proporcionaba carne y lana además de otras reses «… veinte y dos cavezas de Ganado Bacuno, Diez y nueve de Yeguno, onze Jumentos y Jumentas y catorze de Ganados de Zerda». Boñices contaba entonces con siete casas habitables, un granero y un horno para cocer el pan.

Casi un siglo después Madoz (7) ofrece la siguiente información en la que no parece haber cambiado mucho la situación:

« ald.  Con ayuntamiento  Compuesto de veciudad  De la misma y la de Nomparedes, en la provincia  Y partido  Jud.  De Soria ( 5 leg.), aud.  Terr.  Y ciudad g. de Burgos ( 1 6 ) , dióc de Sigüenza ( 8 ) : srr. En llano con libre ventilación y despejado horizonte; su CLIMA es sano y no se conocen enfermedades especiales: tiene 7 CASAS escuela de instrucción primaria concurrida por 10 alumnos y Una iglesia  Parr.  (San Benito): confina el término  N. Villanueva; E. Nomparedes ; S. Tejado, y O. Sauquillo: el TERRENO es de buena calidad y le fertiliza el r. llamado Tuerto; sus CAMINOS son locales, de herradura y en mediano estado; recibe y despacha el CORREO por la adm.  De Soria á donde va á buscarlo un balijero.  PROD.  : trigo y cebada, cria ganado lanar y las caballerías necesarias para la agricultura, PORI,.: 7 v e c , 30 almas».

Los datos que ofrece Madoz fueron, en muchos casos, la fuente de información principal que empleó Benito Pérez Galdós para documentarse al redactar sus obras, aunque parece que no fue el caso de la novela El caballero encantado (1909) que se desarrolla en varios pueblos de la provincia de Soria que no quedan muy bien parados. De Boñices, el escritor canario ofrece opiniones controvertidas «… se llama Boñices, que a poco que se resbale la lengua la llamaríamos Boñigas: tal es su insignificancia y humildad. Los niños descalzos y andrajosos, las mujeres escuálidas y con ropa remendada… desdichadas personas», o directamente inexactitudes pues describe a Boñices rodeado de agua estancada que produce enfermedad, algo que es lo contrario de lo que escribió Madoz, o incluso dice que recibe el agua de la Sierra de Frentes.

Es posible que a Galdós el nombre del pueblo le pareciese curioso y lo emplease a su libre criterio pues el Boñices real se encuentra en el Campo de Gómara y el de la novela no. Además, y por el hilo argumental, parece que debería estar cerca de la escena anterior, en Calatañazor. Sin embargo y pese a estas críticas, el lector no puede dejar de sentir cierta simpatía por la humildad y bondad de las gentes de este ficticio Boñices.

Iglesia parroquial de San Benito Abad

Se trata de un templo de nave única orientado con la cabecera al este, construido en piedra de mampostería con sillería para esquinas, vanos y costaneras, espadaña a los pies del templo en forma de frontón de dos vanos vacíos que después fue ampliada por su parte posterior al añadirle una construcción para proteger las campanas que prácticamente la transformó en una sencilla torre campanario. La nave consta de tres tramos correspondientes a coro, tramo medio y presbiterio. En el tramo medio del muro de la epístola aparece la portada orientada al sur y formada por arco de medio punto de gran dovelaje sobre impostas. En este lado y junto a la puerta el templo lleva anexo una construcción de planta cuadrada que corresponde a la sacristía y a continuación un cementerio de tapias de mampostería cerrado por puerta de hierro y bien atendido.

El interior se cubre con bóveda de arista realizada en yeso. La capilla mayor tiene planta cuadrangular, lleva púlpito en el lado de la epístola y altar sobre tarima de madera. Carece de todos los elementos sacros y decorativos, pero en el testero queda la impronta del retablo mayor que debió ser sencillo y de pequeño tamaño, así como dos peanas vacías, una a cada lado, que sostendrían imágenes religiosas. Se conserva el ara del altar decorado, como todo el templo, con figuras en añil y ocre que se extienden por los arcos y zócalos con algunos motivos geométricos. No se observan indicios de mesa de altar conforme a los cánones del Concilio Vaticano II lo que nos lleva a pensar en una escasa utilización a partir de 1970 que supliría el altar con una sencilla mesa. Desde el presbiterio se accede al púlpito y a la sacristía vacía.

A los pies del templo se dispone el coro alto, iluminado por óculo, con balaustrada de madera, acceso al campanario, y debajo el baptisterio.

El templo fue vaciado y sus bienes depositados en los almacenes del Obispado, pero lo poco que quedaba fue saqueado a finales de abril de 2003 cuando los cacos se llevaron unas andas funerarias, un confesionario, un arcón de madera y una pila de piedra arenisca, un botín estimado en unos cinco mil euros. Apenas dejaron algunos bancos perimetrales alrededor de la nave.

La iglesia se encuentra en un estado de conservación aceptable, pero comienza a mostrar goteras y pequeños desperfectos que de intervenir precozmente no supondrán una gran inversión, pero que de no llevarse a cabo acabarán llevando el templo a la ruina.

Boñices
Iglesia de Boñices. Foto Ángel Lorenzo

Arquitectura urbana

El casco urbano lo componen sobre todo viviendas generalmente de planta baja y primera, construidas con estructura de madera, adobe, mampostería cogida con barro, y cubiertas de teja árabe a dos aguas. Las casas más antiguas suelen llevar ventanas de reducidas dimensiones realizadas con cuatro sillares de piedra bien tallados. Las más modernas llevan ladrillo, a veces sin lucir, en puertas y ventanas, que aparece también formando muros, sólo o alternado con la mampostería

Hay construcciones ganaderas con pesebres y prácticamente en todas visibles desde la calle hay objetos, enseres más o menos reconocibles, pero muchos de uso indeterminado pero que un día tuvo que ser algo muy útil para que alguien dedicara esfuerzos a construir eso que ya ni sabemos qué es. Y es que bajo la soberbia y estupidez tan propia del siglo XXI, a veces se nos olvida que todo lo que nosotros usamos, ellos ya lo habían inventado, y lo que usamos y no inventaron es que es prescindible.

Llegó a tener electricidad y teléfono, pero no parece que hubiera agua corriente.

  • Posee lavadero de dos pilas, sin cubrir, seco y abandonado, que parece formado por elementos prefabricados propios de los lavaderos construidos en la década de 1960.
  • A las afueras del pueblo en el entorno inundado hay una fuente vieja, y otra fuente nueva, ya en el pueblo, de cemento y ladrillo, coronada por bola y con grifo.
Boñices
Fuente nueva. Foto Ángel Lorenzo

Atalaya

Ángel Lorenzo Celorrio (8) dice que en la cima del cerro en la que se asienta el pueblo aparecen escasos restos de lo que califica de «construcción defensiva, presumiblemente musulmana«. Las ruinas fueron embutidas en una construcción bastante posterior, pero es claramente diferenciable por los diferentes aparejos.

Hornachas, hornos de yeso

Aunque no lo indiquen las fuentes clásicas (Catastro de la Ensenada, Madoz, Blasco….) al parecer, en término de Boñices hay canteras de yeso, una noticia que ante la ausencia de datos cabe suponer que sólo se explotaron en el siglo XX. Lo sabemos gracias a las investigaciones de Faustino Calderón que en su web (9) ofrece testimonios directos o indirectos de quienes se dedicaban a extraer las rocas para llevarlas a alguno de los varios hornos que se llegaron a construir y de los que al menos queda uno, y que después había que moler y transportarlo por la provincia.

El investigador afirma que hubo cuatro hornachas en Boñices y por los comentarios que ofrece, hace suponer que quizá fue la falta de madera para los hornos lo que hizo que el producto no fuese rentable pues ante la falta de arbolado en Boñices había que comprar las gavillas de leña en los pueblos del entorno.

Boñices
Fuente pilón. Foto Maribel Zapatero
  • Fiestas principales: se celebraban los días 21 y 22 de marzo en honor de San Benito abad, a quien está dedicada la parroquial.
  • Se recuerda la celebración de la fiesta de la Virgen del Rosario en sus fechas de octubre, al menos con actos religiosos.
  • Como integrantes de la Concordia de la Virgen de la Llana de Almenar, acuden a su romería que se reúne en la Pascua de Pentecostés cada veinticinco años. Son miembros de la Concordia de la Virgen de la Fuente en Gómara, más en teoría que en la práctica pues ya no acuden a la romería cuya Concordia se celebró por última vez en 1937.
  • Acudían también a la romería de la Virgen de los Santos de Nepas, templo que fue la antigua parroquia del despoblado Almonacid (véase),

Por los datos que ofrece Enrique Díez Sanz (10) su población se ha mantenido en torno a los cincuenta habitantes desde finales del XVI hasta mediados del XX, cuando disminuye lentamente hasta desaparecer. Ubicado en el corazón del campo de Gómara, está totalmente rodeado de tierras de cultivo de cereal y girasol. Todo el término está roturado y salvo unos pocos chopos al lado del pueblo no hay más árboles.

Discurren varios arroyos de cauce irregular que desembocan en el Rituerto, que pasa por las inmediaciones, al norte del caserío.

Alberto Arribas, con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor

(1) CARRACEDO ARROYO, Eleuterio (1996): Toponimia de la Tierra de Soria. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección Temas sorianos nº 32. Imprenta Provincial de Soria, Soria.

(2) PÉREZ-RIOJA, José Antonio (2005): El alma de Soria en el lenguaje. Colección Temas Sorianos nº 50. Edita Excma. Diputación Provincial de Soria, Soria, página 76.

(3) GARCÍA LUJÁN, José Antonio (1981): Cartulario del Monasterio de Santa María de Huerta. Edita Monasterio de Santa María de Huerta y Excma. Diputación Provincial de Soria. Ingrabel, página 9.

(4) Lugar de Fuentelmonge donde se realizó la primitiva fundación de un monasterio que pocos años después, en 1162, abandonó aquel emplazamiento y se trasladó a su emplazamiento actual en Santa María de Huerta.

(5) LOPERRÁEZ Y CORVALÁN, Juan (1788): Descripción histórica del Obispado de Osma con el catálogo de sus prelados. Tomo I, Madrid, edición facsímil por Ediciones Turner, Madrid 1.978, página 141.

(6) LOPERRÁEZ Y CORVALÁN, Juan (1788): Descripción histórica del Obispado de Osma con el catálogo de sus prelados. Tomo I, Madrid, edición facsímil por Ediciones Turner, Madrid 1.978, página 205.

(7) MADOZ (1850): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito ediciones S A y Diputación de Soria, Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid.

(8) LORENZO CELORRIO, Ángel (2003): Compendio de los Castillos medievales de la provincia de Soria. Edita la Excma. Diputación Provincial de Soria, Colección Temas Sorianos nº 44, Soria, página 63.

(9) CALDERÓN, Faustino (2015):  Boñices (Soria) http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com/2015/10/bonices-soria.html consultado en diciembre de 2020.

(10) DÍEZ SANZ, Enrique (1987): Soria y su Tierra ante el sistema fiscal de Felipe II. Edita la Mancomunidad de los 150 pueblos de la Tierra de Soria, página 133.