Canos Caídos o Canos Caído
Despoblado de Canos, localizado en un monte de carrascas de las estribaciones occidentales de la sierra del Almuerzo.
- Fecha de redacción:
- Última revisión: mayo 2024
Despoblado de Canos, localizado en un monte de carrascas de las estribaciones occidentales de la sierra del Almuerzo.
Despoblado de Canos, término municipal de La Aldehuela de Periáñez, localizado en un monte de carrascas de las estribaciones occidentales de la sierra del Almuerzo (1), a unos quinientos metros al este de la actual población de Canos, en torno al lugar donde se conservan los restos de la antigua iglesia románica del propio despoblado.
Parece ser que el actual pueblo de Canos y el actual despoblado de Canos Caídos formaban una sola población “en dos barrios”, denominados Cornejón y Canos respectivamente.
Con las diferentes acepciones que ofrecen las fuentes, se puede originar una confusión que intentaremos evitar al lector con la esclarecedora transcripción al efecto del texto de Pedro Luis Huerta Huerta (2), que en la entrada de Canos simplifica la cuestión cuando dice que “Durante la Edad Media y hasta el siglo XVI (Canos) aparece citado siempre junto a Cornejón, lo que hace suponer que fueron dos barrios de una misma aldea. Con el paso del tiempo el barrio de Canos se abandonó y quedó incorporado a Cornejón que, a partir de entonces, mudó su nombre por el del despoblado que se anexionó”.
DATUM | LATITUD LONGITUD |
ETRS89 | 41.828023 – 2.309762 |
ETRS89 | 41º 49´ 41´´ N 2º 18´ 35´´ W |
UTM 30 | Coord. X Coord. Y |
557.317,66 4.630.912,31 | |
Altitud | 1.092 m. |
Eleuterio Carracedo Arroyo (3) recoge el topónimo Canos como procedente del latín CANU (blanco) y dice de él que “es un topónimo motivado por el color del terreno, aunque no sería extraño que estuviéramos ante un antropónimo. En el censo de 1270 se encuentran al menos tres ejemplos en los que aparece Cano como apellido”.
Por su parte Francisco García Berlanga (4) apunta la posibilidad de que el topónimo derive de las formas vascas Aranotz (valle frío) o de Ganos (alto frío).
En el padrón de 1270 ya se documenta “Canos e Corneión”, un lugar habitado por 15 moradores y 4 atemplantes (5). Posteriormente, en el censo de 1352, sigue documentándose con una grafía parecida como “Canos e Cornejón” y habitado por 17 vecinos. También el censo de pecheros de 1527 sigue documentando ambos lugares como unidad poblacional en la que figuran 29 vecinos.
Eleuterio Carracedo (o. c página 117) documenta en 1594 un único lugar denominado Cornejón, que dos siglos después, en 1752 y 1785, recoge exclusivamente como Canos.
Enrique Díez Sanz y Víctor M. Galán (6) recogen por vez primera el nombre de “Canos Caídos” en 1739, cuando constaba ya como un término despoblado susceptible de ser privatizado por la Corona. En su trabajo estos autores alternan la forma Canos / Canós en sus diversas citas.
Por su parte, en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), en la ficha del “Lugar de Canos”, no hemos encontrado cita de despoblado alguno al que se haga referencia, únicamente cabe señalar que en esa fecha este pueblo contaba con 38 vecinos y una viuda.
Juan Loperráez (7), en 1788, apunta el nombre de Cornejón como despoblado perteneciente a Canos, al que atribuye 45 vecinos.
En 1850 Pascual Madoz (8), dentro de la entrada de Canos, dice en su diccionario: “hállase también a distancia de un octavo de legua el despoblado del mismo nombre de esta aldea, la que antes se llamaba Carnejon (sic), y era aneja del arruinado pueblo de Canos, cuya denominación tomó.
Manuel Blasco Jiménez (9) en la entrada de Canos dice, en 1880, “hállase a medio cuarto de hora del despoblado Carnejón”, mientras que en la de 1909 cambia las medidas temporales por las lineales cuando afirma, igual de escueto, que “Hállase… a kilómetro y medio del despoblado Carnejón”.
En cualquier caso, este territorio quedó integrado en la Comunidad de Villa y Tierra de Soria como una sola aldea dezmera de la collación de Cinco Villas, Sexmo de San Juan.
Los únicos restos apreciables de lo que fuera el despoblado de Canos Caídos son los de la iglesia románica que se encuentran en un estado de ruina avanzada. En la obra Todo el Románico de Soria, Pedro Luis Huerta Huerta (o. c.) la describe someramente diciendo que “… sólo se mantienen en pie parte de los muros de la cabecera y del lado norte, así como algunos lienzos de la fachada meridional” añadiendo que “Los capiteles de su arco triunfal fueron vendidos en Soria” y posteriormente depositados en un hotel de la misma ciudad.
En las inmediaciones de la iglesia apenas se aprecian otros restos, un brocal de pozo monolítico tallado en piedra en el camino de acceso, y algunas ruinas dispersas que pudieron ser viviendas del poblado o de edificios más recientes y también abandonados, todo en medio de un tupido monte de carrascas que dificulta su observación e incluso el tránsito.
Los restos del templo conservan en pie algunos muros de mampostería que nos permiten identificar la clásica estructura arquitectónica de las iglesias rurales con una longitud de unos veinte metros por siete de anchura. Presenta nave única, presbiterio de planta rectangular, ábside semicircular y algunas piedras sillares no saqueadas de lo que pudo ser una bóveda o más bien un arco. El interior todavía deja ver algunos restos de lucido en el ábside. La fábrica conserva algunos sillares en su lugar pero, como recuerda Pedro Luis Huerta (10), en torno a la década de 1960 muchos de ellos fueron arrancados para ser reaprovechados en la construcción de la nueva escuela de Cirujales del Río.
Un análisis más extenso nos ofrecen José María Incausa Moros, Teresa García López y Luis C. Pastor Laso (11) que comparten ese somero análisis como propio del románico rural soriano, añadiendo que los muros se levantaron con mampostería y refuerzo de sillares en vanos y esquinas, y que el ábside se cubrió con bóveda de cuarto de esfera, conservando el arranque de esta, así como la línea de imposta, y el presbiterio con bóveda de cañón apuntada; mientras que la nave lo haría con techumbre de madera a dos aguas. Adosado al muro norte de la cabecera, han identificado gran parte de la espadaña, algo que consideran una singularidad de esta iglesia, exclusiva en el románico soriano y que quizá tuvo que ver con la disposición del antiguo poblado. Recogen también que el ábside y la espadaña conservan una cornisa en chaflán que, en el caso de esta última, se decora con una media caña o acanaladura.
En el interior y pese a lo complicado del acceso, han identificado restos del lucido absidial con pincelado de línea simple en rojo que simula un despiece de sillares, tan típico de tierras sorianas. No observan la ventana absidal, aunque por el lado interno afirman que se intuye su ubicación. Añaden que en el lugar en el que estuvo la ventana del presbiterio, se ha extraído tanta piedra que hoy parece el hueco de una gran portada.
Destacan como lo más interesante de estas ruinas unos restos que hay en el lado de la epístola, donde confluye la nave con el presbiterio, en la que todavía se aprecian indicios de una imposta y el comienzo de una bóveda que, al no aparecer en el lado frontero, sugieren que puede corresponder a un nicho o baldaquino muy similar al que podemos ver en la cercana iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Fuentelfresno. Lo que sí aprecian en el muro del lado del evangelio es una roza en arco que podría pertenecer a un arcosolio o a un retablo incrustado en el muro.
Es probable que los bienes muebles de este templo acabaran en la parroquia de Canos,
un edificio cuya parte más antigua es la capilla mayor de fábrica gótica del siglo XVI según José María Martínez Frías (12), aunque pudiera tener un origen anterior. Esta parroquia conserva como elemento más antiguo una pila bautismal románica que pudo pertenecer al propio edificio desde un principio o haber sido trasladada desde Canos Caídos, pues la talla de la pila coincidiría cronológicamente con la construcción del templo del despoblado en torno al siglo XIII.
Alberto Arribas con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor
(1) La Sierra del Almuerzo es el escenario de dos leyendas sorianas, Los Infantes de Lara y Leyenda de los Siete Infantes de Lara, recopiladas y anotadas por Florentino Zamora Lucas en la obra titulada Leyendas de Soria, editada por primera vez en 1971, con una segunda edición en 1983 y la última en 2022.
(2) HUERTA HUERTA, Pedro Luis (2012): Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Tomo I. Soria, Fundación Santa María La Real. Centro de Estudios del Románico.
(3) CARRACEDO ARROYO, Eleuterio (1996): Toponimia de la Tierra de Soria. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección Temas sorianos nº 32. Imprenta Provincial de Soria, página 117.
(4) GARCÍA BERLANGA, Francisco (1992): Cultura iberoeuskérica. El euskera fue la lengua primitiva de España. Edición del propio autor, página 4.
(5) ASENJO GONZÁLEZ, María (1999): Espacio y sociedad en la Soria medieval (siglos XIII-XV). Colección Temas sorianos nº 38. Diputación Provincial de Soria.
(6) DÍEZ SANZ, Enrique y GALÁN TENDERO, Víctor M. (2012): Historia de los despoblados de la Castilla Oriental. Tierra de Soria siglos XII a XIX. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, colección Temas Sorianos nº 56, página 362.
(7) LOPERRÁEZ Y CORVALÁN, Juan (1788): Descripción histórica del Obispado de Osma con el catálogo de sus prelados. Madrid. Edición facsímil por Ediciones Turner, Madrid 1978. Tomo II, página 144.
(8) MADOZ (1850): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito ediciones SA y Diputación de Soria, Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid, 1993.
(9) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1880): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. Editorial Imprenta y Librería de la Infancia, Soria, 1880. Segunda edición (1909).
(10) HUERTA HUERTA, Pedro Luis (2002): Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Tomo I. Soria, Fundación Santa María La Real. Centro de Estudios del Románico, página 325 y ss.
(11) INCAUSA MOROS, José María, GARCÍA LÓPEZ, Teresa y PASTOR, Luis C. (24/12/2022): La antigua parroquial del despoblado de Canos. El Día de Soria, páginas 38 y 39.
(12) MARTÍNEZ FRÍAS; José María. El Gótico en Soria. Arquitectura y Escultura monumental (1980). Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección temas sorianos, nº 1, páginas 438 y 439.
Asociación de Amigos del Museo Numantino