Despoblado de Tera, situado entre esta localidad y San Andrés de Soria.
Despoblado de Tera, entre esta localidad y San Andrés de Soria, término municipal de Almarza. Se encuentra en estado de ruina avanzada y cubierto por la vegetación que impide el acceso a la mayoría de los restos. En los pueblos del entorno conocen al despoblado como La Estepilla.
Viniendo de la N-111 y tomando la SO-820 en dirección a Sotillo del Rincón, nada más cruzar el río Tera a la altura del pueblo homónimo que queda a nuestra izquierda, tomamos la pista que aparece a la derecha en dirección norte. Tras recorrer 1,3 km surge a nuestra izquierda otra pista que en apenas 250 m nos sitúa a los pies de los restos de la iglesia de Estepa de Tera. Hay otro acceso desde Rebollar o San Andrés de Soria tomando el camino que une ambas localidades.
DATUM | LATITUD LONGITUD |
ETRS89 | 41.926902 -2.486044 |
ETRS89 | 41º 55´ 37´´ N 2º 29´ 09´´ W |
UTM 30 | Coord. X Coord. Y |
542.613,37 4.641.787,99 | |
Altitud | 1136 m. |
Estepanos o esteperos.
Eleuterio Carracedo Arroyo (1) afirma que este topónimo describiría las características físicas propias del lugar en el que se asienta y recoge las opiniones de Rafael García de Diego (2) para quien “Estepa” señalaría la existencia de una llanura extensa con una vegetación discontinua. Sin embargo en Soria se utiliza la misma palabra como sustantivo del arbusto espinoso también conocido como jara blanca (Cistus albidus). El complemento “de Tera” (necesario para distinguirlo de Estepa de San Juan, distante en línea recta apenas 13 km) puede deberse a su pertenencia a ese sexmo, por la cercanía al pueblo del mismo nombre y a cuyo municipio se agregó, por su relación con el río que discurre a unos 800 m al este… o por la coincidencia de estas tres circunstancias.
En esta zona está documentada la presencia humana desde la Edad del Hierro así como yacimientos celtibéricos y romanos, aunque circunscrito al ámbito de este despoblado sólo podemos asegurarlo de este último periodo, pues Fernando Morales (3) describe y analiza un pequeño busto encontrado en el paraje Cerrada Juan, que Julio Gómez Santa Cruz (4) confirma que se trata de un asentamiento rural romano de época altoimperial.
Esther Jimeno (5) recoge que en el censo de aldeas dezmeras de 1270 aparece documentado bajo la forma Estepa cerca Sotiello habitada por seis vecinos.
Enrique Díez Sanz y Víctor M. Galán Tendero (6) apuntan que el despoblado que nos ocupa, entonces Estepa cerca de Sotiello, diezmaba a la collación de Santa Cruz, sin embargo María Asenjo González (7) lo cita como Estepa, con nueve moradores y entre las aldeas dezmeras de la collación de San Sadornín.
Casi un siglo después, en el censo de 1352, Estepa de Sotiello sólo disponía de cinco vecinos, una cantidad que quintuplicó en los siguientes dos siglos pues el Censo de pecheros de 1528 recoge en Estepa veintiséis vecinos.
El Catastro del Marqués de la Ensenada (1752) lo describe como un lugar de realengo de la jurisdicción de la ciudad de Soria, entonces habitado por diez vecinos «y dos viudas que azen uno» (once en total), y que la población se compone de diecinueve casas habitadas y corrientes. Disponían de fincas de secano y regadío, prados, huertas, pastos, pero no tenían plantíos de árboles, sólo monte de robles «y cerros pelados». De la tierra recogían trigo, avena, berzas y hierba, pero poca cebada. No había colmenas, pero sí una amplia cabaña ganadera ovina que les proporcionaba lana y carne, además de ganado vacuno y caballar.
La entrada que de Estepa hace Sebastián Miñano y Bedoya (8) hay que tenerla en cuenta con precauciones, pues aunque describe Estepa y Estepa (La) en dos notas sucesivas, da la sensación de que aquí se produjo un error de transcripción de los apuntes del informante de Miñano. La primera entrada, Estepa, es la que puede corresponder a Estepa de Tera por pertenecer al sexmo homónimo y por el número de pobladores (13 vecinos, 68 habitantes, una parroquia), aunque en la descripción de los pueblos con los que confina, se confunde con Estepa de San Juan (Estepa, La), que siempre ha sido un núcleo más grande (45 vecinos, 205 habitantes, una parroquia) y que ubica correctamente entre los pueblos que le corresponde.
Pascual Madoz (9), por su parte, nos ofrece una completa descripción física y estadística del despoblado:
«Lugar con ayuntamiento en la provincia y partido judicial de Soria (3,5 leguas), audiencia territorial y capitanía general de Burgos (29 leguas), diócesis de Osma (12 leguas): Situada en un valle dominado de elevadas sierras, le combaten principalmente los vientos del norte, que hacen su CLIMA frío, y propenso a fiebres intermitentes y catarrales: tiene 14 CASAS, escuela de instrucción primaria a cargo de un maestro, dotado con 50 reales y dos fanegas y media de trigo, y una iglesia parroquial. TÉRMINO: confina con los de San Andrés, Tera y Valdeavellano; dentro de él se encuentran varios manantiales de buenas aguas: el TERRENO, en su mayor parte, es quebrado y de inferior calidad; le baña el río Tera, que corre de norte a sur por el confín de la jurisdicción. CAMINOS: los locales, y el que desde el puerto de Piqueras dirige a Soria, todos ásperos por la escabrosidad del terreno. CORREO: se recibe y despacha en la administración de Soria. PRODUCCIÓN: Cereales y algunas legumbres: se cría ganado vacuno con el que se hace la labranza. POBLACIÓN: 11 vecinos, 44 almas. IMPUESTOS: 7,186 reales».
Manuel Blasco en su primera edición de Nomenclátor (10) de 1880 recoge que contaba con 90 habitantes, pero en su segunda edición (11) de 1909, con datos de 1900, se habían reducido a 44, una significativa reducción del 50% en veinte años. Documenta una fuente dentro del pueblo y diferentes manantiales en su término. Recoge también la práctica de emigrar temporalmente a Andalucía o Extremadura para la molienda de la aceituna, una actividad que en toda la zona se ha producido hasta épocas muy recientes y que quizá llegó a hacerse permanente para muchas familias.
Se extinguió como municipio en 1857, pasando a ser absorbido por Tera.
Por los datos que ofrece Enrique Díez Sanz (12) su población ha disminuido desde los aproximadamente cincuenta habitantes que tendría a finales del siglo XVI, hasta desaparecer en la década de los sesenta del XX.
El estudio de Andrés Sanz Sánchez (13) lo incluye en la relación de núcleos de población desaparecidos desde 1960 indicando que entonces tenía categoría de lugar y que contaba con dieciséis habitantes y cinco viviendas.
Esteban Valtueña Jiménez (14) ofrece como último censo con habitantes el de 1960 con 18 personas inscritas.
Todo el despoblado está sujeto a un proceso de ruina en diferentes estados, lo que, unido al crecimiento de la vegetación, hará que Estepa de Tera desaparezca en no muchos años. De sus edificios no quedan más que algunas fachadas de viviendas y la iglesia arruinada y sin cubierta. Todos los edificios se caracterizan por estar construidos en mampostería de piedra y se distribuyen en su mayor parte al norte de la calle principal que es la vía que con un trazado de este a oeste comunicaba Estepa de Tera con el exterior a través de los caminos a Tera y a Rebollar.
Se encuentra en el extremo oriental, a la entrada del pueblo desde Tera. Está totalmente arruinada, manteniendo apenas sus muros en pie. Su interior es prácticamente inaccesible (julio 2009) y no se ve el suelo por la vegetación y los escombros.
Se trata de una advocación mariana poco frecuente que en Soria sólo ha tenido dedicada una capilla en la agredeña iglesia de Nuestra Señora de la Peña y quizá una imagen en Ólvega, un detalle que podría sugerir una posible repoblación desde este pueblo a tierras del oriente provincial de la misma forma que de Yanguas o Magaña acudieron a repoblar Ágreda en el siglo XII.
El edificio presenta una construcción de mampostería con algo de sillería en la espadaña, que desarrolla una única nave con una orientación SO-NE, con espadaña a los pies de dos vanos para campanas vacíos, que es lo que mejor se mantiene. La cabecera es de testero plano y en ella se abren tres hornacinas a modo de sencillísimo “retablo”. Al otro lado del testero y comunicado por una puerta a la derecha, aparece una dependencia rectangular y estrecha que sería la sacristía.
En la hornacina central del testero se encontraba la imagen de Nuestra Señora del Pópulo (era una imagen de vestir, hoy desaparecida), a su derecha la imagen de San Antonio y a su izquierda la de Santiago peregrino. En la parte superior de la hornacina central había un crucifijo y en el hueco rectangular de abajo se encontraba el Sagrario. Estas imágenes así como otros ornamentos se llevaron a la iglesia de Tera. En 2023 el crucifijo preside el ábside románico, mientras que la imagen de San Antonio está sobre una peana y Santiago peregrino está alojado en una hornacina, que en su día fue una ventana abocinada románica. El Sagrario de madera policromada se encuentra sobre el altar de la capilla de los Castejones.
Orientado al sudeste estaría el atrio y por las ruinas que se observan, quizá llegó a contar con un sencillo pórtico, algo que la maleza no permite asegurar e incomoda el acceso a la nave, que se realiza a través de una sencilla portada adintelada. A la izquierda, bajo la espadaña, en el interior, un caótico amasijo de vigas sugiere la presencia de un coro.
En 1999 cuando José Manuel Rodríguez Montañés (15) realiza el trabajo de campo para la Enciclopedia del Románico en Castilla y León, describe y analiza las ruinas del templo que cree se trata de una obra del siglo XVIII, quizá levantado sobre un templo románico anterior cuyo único resto es una pila bautismal labrada en un bloque de caliza, de copa troncocónica, con 104 cm de diámetro por, aproximadamente, 64 cm de altura. Decora su frente, muy erosionado en la parte descubierta, con una fina banda de grecas plisadas sobre los recurrentes arcos de medio punto entrecruzados, que en este caso aparecen ornados con banda de perlado entre dos junquillos. Por su decoración de arcos entrecruzados perlados, el investigador la relaciona con el grupo de pilas de la zona de la Sierra que siguen dicho modelo, sobre todo las de Cuéllar y Cubo de la Sierra.
Poco después de 1999, se llevó a cabo la restauración de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carmen de Tera, momento en que el obispado de Osma-Soria decide extraer la pila bautismal románica de la iglesia en ruinas de Nuestra Señora del Pópulo de Estepa de Tera y trasladarla hasta la parroquial de Tera. Desde entonces la pila románica con arcos entrecruzados luce como soporte del altar mayor de la parroquial de Tera. Del período medieval y procedente de Estepa también llegó a Tera una estela medieval, que de momento se custodia en el atrio a la espera de una profunda y necesaria limpieza.
Según fray Damián Janáriz Ibáñez (16) la imagen titular de la parroquia era la patrona del pueblo y su fiesta se celebraba el 23 de mayo con misa cantada, panegírico y procesión. Describe someramente la imagen como una talla del tipo de vestir con «buena porción de trajes que luce en las fiestas» de 95 centímetros de altura, y recuerda una tradición que asegura que esta imagen fue trasladada de una ermita arruinada que existió entre Rollamienta y Estepa, quizá la iglesia de otro despoblado llamado Comparatoces o Comparacoces según los lugareños de Rollamienta.
Al abandonarse el lugar el obispado retiró sus dos campanas, recolocando la denominada “Jesús, María y José” (17) fundida en 1905 en la espadaña de la ermita del Cristo del Humilladero de Rollamienta, mientras que la dedicada a “San Esteban” (18) y fundida en 1846 se instaló en la espadaña de la iglesia de Santa Coloma de Matute de la Sierra; allí se recuerda que una de las campanas de su iglesia procede de La Estepilla.
Además de la iglesia persisten arruinadas unas veinte edificaciones, la mayor parte inaccesibles por los derrumbes internos, externos y por el crecimiento de la maleza. Estos edificios aparecen dispuestos tanto de forma aislada como también agrupados de dos en dos y de tres en tres. Su análisis estilístico no guarda grandes diferencias con respecto a otras edificaciones tradicionales en las poblaciones del entorno.
Son viviendas humildes, construidas en mampostería con la piedra del lugar y estructura interior de madera y cubiertas de teja árabe. Desarrollan planta baja, primera y probablemente un somero bajo la cubierta donde se guardaría el grano. Sus fachadas se orientan a la calle principal, al mediodía. Algunas puertas de entrada a las viviendas presentan grandes dinteles monolíticos, en ocasiones dobles y hasta triples, todos lisos, aunque lo más frecuente es que lleven los más humildes y sencillos cargaderos de madera que toleran peor el paso del tiempo y la falta de cuidados. Los tejados, generalmente con vertiente a dos aguas, desarrollaban un amplio alero de los que todavía se aprecian restos.
Los muros están hechos con mortero de barro arcilloso, algo que ha acelerado la degradación y que aumenta el tono rojizo de los levantados con piedra arenisca. Algunas casas, las que mejor se han conservado, llevan la piedra de la fachada cogida con mortero de cal y arena. En el interior de las pocas viviendas que todavía se mantienen en pie, se observan carpinterías y herrajes muy sencillos y paredes enfoscadas de yeso, aunque paradójicamente, la casa que, pese estar arruinada, se mantiene en mejor estado, presenta como puerta la de un viejo ascensor, un indicio que nos recuerda que aún tiene uso y un valor sentimental, más que económico.
La fuente del pueblo se encuentra a unos cincuenta metros al norte, en una pequeña pradera y mimetizada entre la maleza. En realidad se trata de una surgencia natural en donde se ha excavado un pequeño pozo rectangular, entibado en sillarejo, que se ha cubierto, a su vez, con una bóveda que no siendo de medio punto, tampoco llega a ser arco carpanel. A pesar de que la bóveda tiene una estereotomía más cuidada, la obra en general presenta una rusticidad bastante pronunciada. En el exterior de la puerta de acceso al “pozo”, formando un ángulo recto con ella, se conserva un muro bajo que, confeccionado en sillería mejor labrada, posiblemente indique la existencia a sus pies de un abrevadero. La pequeña superficie que se crea entre el muro que acoge a la puerta y el mencionado muro bajo de sillería se encuentra totalmente anegada y llena de plantas acuáticas que impiden tanto el acceso al manantial como cualquier observación del suelo.
Aunque Madoz (o.c.) afirma que tenía escuela, no se aprecia un edificio con algún elemento diferenciador que permita su identificación, como tampoco se identifica la casa de concejo ni instalación comunal alguna.
No hay indicios de que el vecindario llegara a disponer de electricidad.
Según fray Damián Janáriz (o.c.) celebraban la fiesta de la Virgen de Pópulo el 23 de mayo. Antiguos pobladores de Estepa sostienen que su patrón era Santiago Apóstol, pero no recuerdan que se celebrase fiesta.
Sus habitantes desarrollaron una economía eminentemente rural basada en la agricultura, especialmente de cereales y legumbres, y en la cría de ganado ovino y vacuno. Madoz (o. c.) ya destacaba la escasa fertilidad del terreno así como su frío clima propenso a producir fiebre y catarros, unas circunstancias que inevitablemente serían comparadas con las que conocieron los pastores trashumantes o los cagarraches (19), y que probablemente les empujaron a asentarse a muchos kilómetros del pueblo en el que nacieron.
Alberto Arribas con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor
(1) CARRACEDO ARROYO, Eleuterio (1996): Toponimia de la Tierra de Soria. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección Temas sorianos nº 32. Imprenta Provincial de Soria, Soria.
(2) GARCÍA DE DIEGO, Rafael (1959): “Sobre Topónimos Sorianos y su Historia”. Celtiberia nº 18.
(3) MORALES, Fernando (1984): “Un pequeño Busto femenino de barro en Estepa de Tera”. Celtiberia nº 67.
(4) GÓMEZ SANTA CRUZ; Julio (1992): Actas del 2º Symposium de arqueología soriana. 19-21 de octubre de 1989. Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, Colección Temas sorianos nº 20, volúmenes I y II. Soria. página 949.
(5) JIMENO, Esther (1958): La Población de Soria y su término en 1270. Boletín de la Real Academia de la Historia nº 152. Ed. Martínez, Madrid, página 507
(6) DÍEZ SANZ, Enrique y GALÁN TENDERO, Víctor M. (2012): Historia de los despoblados de la Castilla Oriental. Tierra de Soria siglos XII a XIX. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, colección Temas Sorianos nº 56, página 60.
(7) ASENJO GONZÁLEZ, María (1999): Espacio y Sociedad en la Soria medieval. Siglos XIII-XV. Diputación Provincial de Soria, página 114.
(8) MIÑANO Y BEDOYA, Sebastián (1826-1829): Diccionario geográfico-estadístico de Soria. 1826-1829. Edición de Silvano Andrés de la Morena, Soria Edita, Soria 2004.
(9) MADOZ, Pascual (1846-50): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito ediciones SA y Diputación de Soria, 1993. Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid.
(10) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel: Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria, 1ª edición, Soria 1880. Imprenta y Librería de la Infancia, página 269.
(11) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1909): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. IIª edición, Soria. Ed. Tipografía de Pascual P. Rioja, páginas 222-223.
(12) DÍEZ SANZ, Enrique (1987): Soria y su Tierra ante el sistema fiscal de Felipe II. Edita la Mancomunidad de los 150 pueblos de la Tierra de Soria, página 140.
(13) SANZ SÁNCHEZ, Andrés (2001): “Demografía de la Soria rural durante el siglo XX”, Celtiberia nº 95, página 130.
(14) VALTUEÑA JIMÉNEZ, Esteban (2011): “Nomenclátor de todas las entidades de población de la provincia de Soria. Censo de Población de los años 1880, 1920, 1940, 1960, 1966 y 2007”, Revista de Soria IIª época, nº 62, página 51.
(15) RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, José Manuel (2002): Enciclopedia del Románico en Castilla y León, volumen I. Fundación Santa María del Real, Centro de Estudios del Románico, páginas 445 y 446.
(16) JANÁRIZ IBÁÑEZ, Fray Damián (1940): Historia de las Imágenes y Santuarios de la Santísima Virgen María en la Diócesis de Osma. htpps://bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=10617728.
(17) ABAJO, Miguel (2001): http://campaners.com/php/campana1.php?numer=9260 (Consultada el 14/04/2023)
(18) ABAJO, Miguel y SÁNCHEZ, Francisco (2001): http://campaners.com/php/campana1.php?numer=8908 (consultada el 14/04/2023).
(19) Cagarrache: nombre dado a los operarios de los molinos de aceite, una actividad laboral desarrollada por muchos sorianos que se desplazaban en invierno a tierras de Andalucía o La Mancha para trabajar hasta seis meses al año, mientas sus familias se quedaban en el pueblo. Al ser una actividad no exclusiva pero muy frecuente entre los varones de la zona de Tierras Altas, se llegó a emplear como gentilicio común de toda esta zona norte de Soria.
Asociación de Amigos del Museo Numantino