Lodarejos, Granja de

Antigua granja, hoy abandonada, del término municipal de Coscurita.

Corrales hundidos de Lodarejos, al fondo Morón de Almazán.
Corrales hundidos de Lodarejos, al fondo Morón de Almazán. Foto Ángel Lorenzo

Fecha de despoblación: Desconocida

Localidad: Coscurita

Estado actual: Despoblado

Término municipal: Coscurita

Descripción

Antigua granja, hoy abandonada, del término municipal de Coscurita, formada por varios edificios arruinados. En algunos documentos aparece unido a otro despoblado, La Ballana, como si fueran uno solo.

Se encuentra a unos 3 km de Coscurita en dirección este y a 2,5 km al oeste de Borchicayada. Desde Coscurita hay que tomar la CL-116 en dirección a Morón y apenas recorrerla setecientos metros hasta el cruce, a la izquierda, con la SO-P-3256 que se dirige a Borchicayada. Tras recorrer 1.800 metros veremos el despoblado en una loma suave a la izquierda y un desvío, un camino rural en no muy buen estado que conviene hacer a pie o bien continuar por la carretera otros quinientos metros hasta llegar al siguiente acceso que suele estar en mejor estado.

DATUM   LATITUD                    LONGITUD
ETRS89 41.4454818478354     -2.439784279476849
ETRS89 41° 26′ 44″N                     2° 26′ 23 ″W
UTM 30    Coord. X                    Coord. Y
  546.796,09                  4.588.362,05
Altitud   1.012,31 m

El topónimo parece estar formado por dos elementos, el lexema lodar, probablemente derivado del latín lutum (lodo) al que se le ha añadido el sufijo plural –ejo que tiene valor diminutivo y despectivo, algo que puede deberse a las características reducidas de su tamaño o bien para diferenciarse de una población cercana con el mismo nombre pero de mayor entidad. Ambas circunstancias pueden darse en este caso, pues Lodarejos ha sido una aldea de reducidas dimensiones y población que Gonzalo Martínez Díez (1) documenta en 1353 y 1594, como perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Almazán, en la que había otro pueblo de nombre parecido, Lodares del Monte, del que dista catorce kilómetros. Todavía hay otros dos Lodares en la provincia de Soria, uno en la comunidad de villa y tierra occilitana, Lodares de Medinaceli, y el otro en la oxomente, Lodares de Osma.

Lodarejos, vista general.
Lodarejos, vista general. Foto Ángel Lorenzo

La existencia de esos lugares en un pequeño marco geográfico nos brinda la posibilidad de que alguno fuera el original y los otros de repoblación, una hipótesis razonable aunque todavía tenemos otra y es que este lugar pudo ser, hace siglos, una zona pantanosa, un lodazal. Esta segunda posibilidad la sugiere José Ángel Márquez Muñoz (2) -buen conocedor de la historia de la Tierra de Almazán, de su historia y del medio físico- que propone que Coscurita y otros poblados de la comarca aparecieran a partir del siglo XV, pues hasta entonces mucha extensión de este territorio era una zona húmeda, insana e inhabitable, hasta que se aplicaron técnicas de drenaje que sanearon los campos que ya pudieron ser explotados, llegando incluso a tener aprovechamiento residencial. Posiblemente no sería el caso de Lodarejos, donde encontramos indicios humanos desde la edad del Bronce, pero apuntamos la propuesta toponímica planteada por Márquez.

Precisamente es el mismo investigador, José Ángel Márquez (3), quien en otro de sus trabajos documenta la primera referencia a este lugar entonces llamado Lodarejos del Campo, del que informa que fue donado en 1237 por don Pascual de Maritaña y su esposa al priorato de Santa María Allende el Duero, en Almazán.

Máximo Diago Hernando (4), sin ofrecer fecha pero narrando unos sucesos que parece ocurrieron en la segunda mitad del siglo XV, dice que Lodarejos fue uno de los grandes términos redondos en los que se asentó población de colonos para trabajar las tierras pertenecientes al conde de Monteagudo, don Pedro de Mendoza.

En otra publicación, el mismo Diago Hernando (5) lo recoge como una única entrada, “La Vallana y Lodarejos”, en la relación de términos redondos del ámbito geográfico soriano, concretamente en los “Términos correspondientes a despoblados en Tierra de Almazán que formaron parte del conjunto de bienes partibles del primer conde de Monteagudo”, aunque en el desarrollo de este estudio deja claro que son dos lugares distintos. Esta especie de binomio del que nos habla Diago entre Lodarejos y La Ballana -otro despoblado de Almazán localizado a unos seis kilómetros al oeste-, la ha mantenido hasta bien entrado el siglo XX cuando algunos de los últimos habitantes de este lugar se referían a Lodarejos indistintamente como La Ballana, algo que nos ha causado problemas en esta investigación y que parece puede deberse a que hace algunos años pertenecían al mismo propietario que asentaba a sus trabajadores en uno o en otro lugar.

En el Catastro del Marqués de la Ensenada, redactado el 24 de mayo de 1752, este lugar se documenta como Granja de Lodarejos, jurisdicción de la villa de Almazán, lugar de señorío del marqués de Almazán y conde de Altamira, habitado entonces por dos vecinos que compartían la misma vivienda, sin que hubiera ninguna inhabitable ni arruinada. Añade que en esa granja hay dos labradores y dos criados mayores de diez y ocho años.

Había fincas de cultivo de secano, de regadío, prados, dehesas y yermos, pero ningún frutal. Producían trigo, cebada, avena, berzas y hierba, poseían rebaños ovinos, treinta y una reses vacunas, tres cerdos y ninguna colmena.

En 1826 dice Sebastián Miñano y Bedoya (6) que la población tenía tres vecinos, diecinueve habitantes y que disponían de parroquia propia aneja a la de Neguillas (7). En cuanto a sus recursos económicos, reseña que produce trigo, cebada, avena, garbanzos, guijas, guisantes, lentejas, yeros y toda especie de ganados.

Vista de los palomares hacia el sur desde el cerrete de Lodarejos
Vista de los palomares hacia el sur desde el cerrete de Lodarejos. Foto Ángel Lorenzo

El periódico burgense La Propaganda (nº 435 de 08/04/1891), recoge en sus páginas un anuncio por el que se anuncia la venta del coto redondo de Lodarejos con una superficie de casi 92 hectáreas de terreno de siembra, pasto y yermos, que entonces contaba con tres casas y tres corrales, todo por 45.000 pesetas. La propiedad había sido hasta entonces de doña Dolores Garcés de Marcilla, nombre que parece corresponder al de la primera marquesa de La Serna, emparentada con una familia originaria de Berlanga de Duero.

Andrés Sanz Sánchez (8), por su parte, cita tres granjas denominadas Lodarejos, una en Coscurita, otra en Neguillas y la tercera en Lodares del Monte. Pensamos que se trata de una confusión debida a la mezcla de las diferentes informaciones que ofrecen los nomenclátores, que sin duda consultó, de Miñano, Blasco y Madoz, especialmente en este último donde es el único que cita Lodarejos como perteneciente a Lodares del Monte.

El censo de 1940 lo recoge como un caserío a tres kilómetros de Coscurita habitado por veinticinco personas y formado por tres viviendas además de otros siete edificios, de los que tres eran de dos plantas y siete de planta única.

Una de las últimas familias fueron los Blanco, que abandonaron el lugar más o menos en ese año pues recuerdan que aunque había trabajo, aquellas casas eran malas y prefirieron marchar a vivir a Almazán donde tenían más oportunidades. Nuestra interlocutora cree que no había escuela aunque recuerda vagamente que los niños acudían a la de Neguillas que es el pueblo más cercano. Tampoco recuerda que hubiera iglesia, ermita o edificio religioso alguno, pero sí que celebraban el día de San Juan y que en esa fecha se celebraba misa, probablemente en alguna casa particular y por el cura que atendiese Borchicayada. Da por sentado que no había electricidad pues recuerda usar los candiles, y que para recoger agua debían caminar mucho rato, quizá en dirección a Neguillas o Borchicayada, pero que no bebían agua del arroyo. Cree recordar que poco después se marcharon las otras familias y que algún pastor vivió algunos años después.

Esas viviendas “malas” de 1940 deben ser algunos de los edificios que todavía hoy quedan hundidos, apenas manteniendo en pie parte de sus muros. Son edificaciones sencillas construidas con estructura de madera, muros de adobe y mampostería de piedra, aunque son frecuentes grandes piezas de sillería empleadas en esquinales, jambas y dinteles. Algunas han sido arregladas en épocas posteriores y llevan fábricas de ladrillo y cemento, pero más que para uso residencial da la impresión de que ya sólo se han empleado para guardar ganado, paja o aperos agrícolas. En la ladera sur, la que se orienta a la carretera, aparecen tres construcciones de planta rectangular y aspecto de torre pero que pese a su estado arruinado tienen el aspecto de haber sido palomares.

El último edificio del lado noreste es un clásico edificio de transformador eléctrico, una señal inequívoca de que el lugar contó con esa energía.

Cina de alpacas junto al abandonado transformador eléctrico de Lodarejos
Cina de alpacas junto al abandonado transformador eléctrico de Lodarejos. Foto Ángel Lorenzo

Alberto Arribas con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor

(1) MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo (1983): Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura castellana. Editora Nacional, Madrid, página 208.

(2) MÁRQUEZ MUÑOZ, José Ángel (2009): Introducción histórica a la publicación Documentos de la Comunidad de Villa y Tierra de Almazán de ROMERO SALAZAR, Gemma y ZAPATERO LORENZO, María Isabel. Ed. de la Excma. Diputación provincial de Soria. Colección Archivos Sorianos nº 6, Soria 2009, página 2).

(3) MÁRQUEZ MUÑOZ, José Ángel (1988): Programa de fiestas de la Bajada de Jesús de Almazán.

(4) DIAGO HERNANDO, Máximo (1993): Soria en la baja edad media: Espacio rural y economía agraria. Editorial Complutense, Madrid. página 114.

(5) DIAGO HERNANDO, Máximo (1991): “Los términos despoblados en las comunidades de villa y Tierra del Sistema Ibérico castellano a finales de la Edad Media”. Revista Hispania LI/ 2, 178, página 515.

(6) MIÑANO Y BEDOYA, Sebastián (1826-1829): Diccionario geográfico-estadístico de Soria. 1826-1829. Edición de Silvano Andrés de la Morena, Soria Edita, Soria 2004.

(7) Ponemos en duda que existiera esa iglesia en Lodarejos puesto que en ninguno de los nomenclátores de Blasco ni el Diccionario de Madoz aparece referencia alguna a edificio religioso ni la tradición oral la recuerda. Además, la información proporcionada por Sebastián Miñano en su Diccionario no resulta muy fiable, pues presenta una importante confusión en la primera entrada de Lodares, en donde mezcla el de Osma con el de Medinaceli.

(8) SANZ SÁNCHEZ, Andrés (2004): “Las entidades de población sorianas en los comienzos del siglo XX”. Celtiberia nº 98, página 135.