Masegoso

Despoblado de Pozalmuro.

Vista general de Masegoso. Foto Ángel Lorenzo
Vista general de Masegoso. Foto Ángel Lorenzo

Fecha de despoblación: Desconocida

Localidad: Pozalmuro

Estado actual: Despoblado

Término municipal: Pozalmuro

Descripción

Despoblado de Pozalmuro.

Para llegar hasta Masegoso el camino más fácil es partiendo desde la iglesia de Pozalmuro. Una vez en ella el despoblado se encuentra a unos tres kilómetros en dirección O-SO. A poco de salir desde el templo, por la pista que discurre junto al edificio, el camino se bifurca. El ramal de la izquierda, que obviaremos, se dirige a una nave de ovejas. El de la derecha desciende de repente por la pronunciada cuesta de “La Tejera” y llegamos al despoblado.

DATUM

  LATITUD                    LONGITUD

ETRS89

41,767515                     -2,137356

ETRS89

41º 46´ 06´´ N                2º 08´ 14´´ W

UTM 30

   Coord. X                    Coord. Y

571.701,91                  4.624.323,73

Altitud

  1.027 m.

José Antonio Pérez-Rioja (1) dice que su gentilicio sería el de masegoseño.

Pérez-Rioja (o. c.), aporta varias hipótesis sobre el topónimo. Según Rafael García de Diego (2) procede de mansiega (hierba dura difícil de segar que se produce en terrenos húmedos).

Eleuterio Carracedo Arroyo (3) presenta varias hipótesis como origen del topónimo. Cita a Rafael García de Diego cuando afirma que Masegoso puede derivar, coincidiendo con el autor anterior, de la presencia de la planta mansiega. Otra hipótesis lo haría derivar de la palabra latina Mansicosu (terreno que permanece en barbecho). Una tercera hipótesis, poco probable según el propio autor, lo haría derivar de la composición latina Mal secare (mal cortado).

En el entorno de Masegoso se han encontrado restos del Calcolítico y del Hierro II, así como varios yacimientos romanos, aunque de esta época lo más significativo es la calzada que pasaba por mitad del despoblado, aunque, en realidad, al llegar a Masegoso desde Pozalmuro por la pista indicada, hemos estado circulando por la que hace dos mil años fuera la Vía Romana XXVII del Itinerario de Antonino (4). En el entorno inmediato venía desde la actual localidad de Aldealpozo hasta la también actual Muro y en lo que se refiere al itinerario general se trata de la vía que comunicaba Numancia con Tarazona.

A pesar de lo que se ha recogido en algunas publicaciones, el puente de Masegoso, ubicado a menos de mil metros del despoblado si seguimos por la misma pista que nos ha traído y que ahora se dirige a Aldealpozo, no es de factura romana.

En este sentido reproducimos el texto publicado al respecto en la revista Arevacon nº 40 (5) donde se dice:

Desde que Eduardo Saavedra publicara su obra “Descripción de la Vía Romana entre Uxama y Augustobriga” en 1864, se ha datado el puente como romano, si bien el propio Saavedra en las mismas páginas manifiesta sus dudas al respecto. Desde entonces, calzada y puente de Masegoso han sido considerados obras romanas en casi todos los estudios que han tratado el tema, incluyendo en esta etapa los restos de una acequia ubicada a unos cien metros al este del puente. Sería largo y farragoso citar todas esas páginas donde aparecen estos vestigios como romanos; solo mencionaremos una que las desubica de ese contexto y es la magnífica página web TRAIANVS de Isaac Moreno Gallo, donde tras un profundo análisis y estudio, considera los mencionados restos del siglo XVIII como mucho.

El puente y la calzada de Masegoso fueron incoados como BIC en la categoría de monumentos según expediente abierto el 7 de julio de 1998 (BOCyL 18 de septiembre de 1998, BOE 2 de octubre de 1998) y declarado el 12 de julio de 2001 (BOCyL 18 de julio de 2001, BOE 8 de octubre de 2001).

El puente de Masegoso estuvo en servicio hasta el año 2002 en que se construyó, treinta metros aguas arriba sobre el Rituerto, el actual paso alternativo mediante un puente de vigas de hormigón. Desde el viejo puente, mirando hacia Masegoso y su torre, se aprecia perfectamente el terraplén de la calzada. En ese entorno inmediato se ha colocado un panel explicativo y una reproducción de un miliario romano.

El puente de Masegoso antes de su restauración. Foto Ángel Lorenzo
El puente de Masegoso antes de su restauración. Foto Ángel Lorenzo

En lo que respecta a la fuente, Clemente Sáenz Ridruejo, Eugenio Sanz Pérez y Laura Catalá Rivero (6) estudian algunas fuentes romanas que hay en la vía de Clunia a Caesaraugusta en el tramo de Augustóbriga-Numancia, llegando a la conclusión de que la de Masegoso es romana.

También, y aunque no fue objeto principal de su estudio, Eugenio Sanz Pérez, Ignacio Menéndez Pidal y Clemente Sáenz Sanz (7) dicen, al hablar de Pozalmuro, que sus características comunes les hacen pensar que la fuente de Masegoso y la de Pozalmuro fueron realizadas por los mismos constructores.

Del mismo modo analizan esta fuente los mismos Ignacio Menéndez Pidal y Eugenio Sanz Pérez (8) donde la describen y dan por hecho su factura romana junto a otras fuentes como las de Muro, Arancón, Fuentestrún, Pozalmuro y Castellanos del Campo.

Por el contrario Ángel Lorenzo Celorrio (o. c.) no coincide con la cronología de los anteriores autores y sostiene que aún siendo “seguro que el actual manantial no pasó desapercibido a los ingenieros romanos […] es en el s. XVI cuando se le da a la fuente su actual fisonomía”.

En el devenir histórico, el siguiente “jalón” sería el mundo visigodo, del que no se han encontrado en Masegoso más restos que un capitel de esa época reutilizado como zapata de un pilar en el coro de la iglesia (9).

Parece que en época musulmana (10) se instaló algún tipo de establecimiento militar y se levantó la torre que se ha conservado hasta la actualidad (consolidada en 2002) coetánea de las vecinas torres de La Pica, Noviercas, Castellanos…

Sobre este particular y la controversia sobre el origen musulmán o cristiano de la torre, Ángel Lorenzo (o. c.) apunta:

“En todo caso cuando se lleva a cabo la repoblación de esta zona mediante la creación del ente jurídico denominado Comunidad de Villa y Tierra (11), se establecen en la Villa de Soria 35 collaciones que, según van prosperando, colonizan el territorio. En el caso de Masegoso, la “re-repoblación” (12) se hace desde la collación de San Miguel de Cabrejas, ubicada en las faldas del Castillo de Soria. En el censo de 1270 San Miguel figura con 6 vecinos, 11 moradores y 6 atemplantes, mientras que Masegoso lo hace con 5 moradores y 2 atemplantes” (13).

Como vemos, en el s. XIII Masegoso no estaba muy habitado (ni nunca lo llegó a estar) y la posibilidad de erigir una torre, y defenderla en su caso, con tan pocos habitantes, se vuelve ciertamente inviable. Por el contrario hemos de tener en cuenta que cuando desde la villa de Soria se coloniza el resto de la Tierra, en un primer momento de habitar un paraje, se nos antoja razonable que se eligiera preferentemente cualquiera de los lugares que, previamente, estuvieron habitados, ya que lo más probable es que tuviera cerca un lugar de abastecimiento de agua y por pocos restos de edificios que quedaran (mayoritariamente de mampuestos), constituían “per se” una fuente de materiales para las posteriores viviendas. Si además en la ubicación contamos con un edificio defensivo como la torre, en donde nos podemos cobijar desde el primer día, la elección no es dudosa. De hecho, gran parte de los pueblos de Soria, a mayor o menor distancia, de diferentes épocas y en mejor o peor estado, cuentan con algún resto de elemento defensivo.

Respecto a la torre, Ángel Lorenzo Celorrio (14) sostiene que se trata de una atalaya musulmana del siglo X. Tiene planta rectangular de 8,6 m por 6,7 m en la base ataludada y una altura incompleta de unos 20 m que carece de almenaje. Se accede al interior a través de una única puerta situada a poco más de cuatro metros sobre el suelo. De esta puerta y posterior pasillo de acceso al interior, ambos de sillería, dice que es obra posterior a la original, pero en cualquier caso bajo medieval. Alrededor de la atalaya persiste parte del recinto que la rodeaba, aunque los restos no sean más que unos pocos “muñones” informes, pero voluminosos, de piedras aparejadas con cal, irreconocibles como muros por el profano.

Por otra parte, María Pía Senent Diez y Santiago Velasco Sánchez (15) fechan el torreón algo más tarde, en el siglo XI, coetáneo “de las correrías de Fernando I por los extremos de la provincia de Soria”.

La torre fue declarada Monumento Nacional, categoría asimilable a la actual de Bien de Interés Cultural (BIC), según expediente incoado y declarado el 22 de abril de 1949.

En cuanto al número de habitantes de Masegoso en diferentes épocas, podemos llegar a la conclusión de que siempre estuvo escasamente poblado. Seguidamente exponemos una relación de los datos que nos aportan las fuentes (16):

1270 Censo de Alfonso X: 7 vecinos (5 moradores y 2 atemplantes)

1352 Sentencia de Concordia: 7 vecinos (5 moradores y 2 atemplantes)

1527 Averiguación de vecindades: 6 vecinos

1561 14 vecinos

1587 Censo Parroquial: 10 vecinos

1591 Censo de Castilla: 11 vecinos (5 hidalgos, 5 pecheros y 1 clérigo)

1752 Catastro del Marqués de La Ensenada: 7 vecinos; seis labradores, un jornalero, el sacristán y el cura. Había siete casas habitadas, otras tantas arruinadas y una inhabitada.

1766 (17) A.H.P.:3 vecinos y una viuda

Tanto en el Diccionario Geográfico de Miñano (1826-1829) (18) como en el de Madoz (1845-1859) (19) y en los dos de Blasco (1880 y 1909) (20) (21), Masegoso tiene la entrada correspondiente, aunque en ninguno de ellos se alude al número de habitantes puesto que todos se realizaron con posterioridad a la fecha de su abandono. No obstante, hay que señalar que solamente en el Nomenclátor de Manuel Blasco de 1909, el más moderno de los “inventarios”, aparece Masegoso citado expresamente como despoblado.

Masegoso terminó uniéndose a Pozalmuro y sobre esa unión existe un texto clave en el Archivo Histórico Provincial de Soria y en el Municipal de Pozalmuro. Se trata de una Escritura de Concordia fechada el 17 de marzo de 1766, bajo el reinado de Carlos III, en la que, de forma explícita, figuran los motivos de la unión (ver nota 17) y que reproducimos:

Haviéndose disminuido con la calamidad de los tiempos y pobreza

de sus habitadores el denominado lugar de Masegoso en tanta

manera que ha llegado la estrechez de la población a componerse de solo

tres vecinos y una viuda, a los cuales les es imposible permanecer en

él, por no ser verificable su manutención ni disponer de leña ni monte

donde obtenerla, ni entre ellos pueden soportar la satisfacción y paga de

las Reales Contribuciones, como son tan pocos a llevar esta carga; en

ese desconsuelo estaban quasi determinados a abandonar la Población

y trasferir cada uno su domicilio a donde le dictase su conveniencia y

bien estar, y pudiesen proporcionarse un establecimiento menos miserable

y estrecho, pero considerando los crecidos inconvenientes que de ésto se

originaban, abandono de su iglesia, confusión de sus términos, y otros gravísimos daños consiguientes al abandono de un pueblo, discurrieron

ver si encontraban algún medio de hacer menos sensible el desamparo

de su patria (Masegoso) y haviendo practicado todas las diligencias

imaginables no les sugirió su buen zelo otro, que el de solicitar con el

Lugar de Pozalmuro (de cuio curato es anejo en lo espiritual el dicho

Masegoso) discurriese el modo mejor de admitirlos en su vecindario.

En el citado artículo de María Pía Senent Diez y Santiago Velasco Sánchez, puntualizan que el 15 de marzo de 1766, ante el Notario de Número de Soria, Juan Antonio Abad, se rubrica la unión de Pozalmuro y Masegoso, ratificada después por el Consejo de Castilla y ante el rey Carlos III. En esa fecha Masegoso contaba únicamente con tres vecinos y si bien este cedía a Pozalmuro la explotación de su Dehesa Boyal, también “cedía” las deudas con la Real Hacienda y las que debían pagar conjuntamente los vecinos al Conde de Gómara. Destacan los investigadores que Masegoso había obtenido hasta entonces importantes ingresos económicos gracias a los pastos.

La Escritura de Concordia está fechada el 17 de marzo de 1766 (22), bajo el reinado de Carlos III, y en ella figuran las cláusulas de la unión:

1) Todos los vecinos que hoy son y en adelante fuesen de dichos lugares de Pozalmuro y Masegoso han de componer un único concejo del que el segundo de los lugares será un barrio, y tendrán en él voz activa y pasiva, pudiendo y debiendo ser nombrados para todos los oficios honorosos y gravosos como individuos de una única Comunidad, sin la menor distinción a excepción de lo que abajo se expresará, lo que han de observar inviolablemente.

2) Los dos lugares han de aprovechar mutuamente los Propios de uno y otro lugar, montes, pastos…

3) Los vecinos de Pozalmuro han de pagar los réditos caídos que tiene el lugar de Masegoso de un Censo que tomaron por facultad Real, que vencerán en mayo del presente año de 1766.

4) Que el lugar de Masegoso cede para el recobro de dichos réditos la Dehesa Boyal que tienen en él y es propia.

5) Por cuanto algunos vecinos han muerto sin poder ni dejar con qué pagar la Arca de Misericordia, se ha de pagar por los vecinos de Pozalmuro, igualmente todas las medias de trigo que costase las pérdidas.

6) Que se ha de pagar al señor Conde de Gómara tres mil seiscientos reales poco más o menos que tienen tomados los vecinos de Masegoso a cuenta.

7) Que a los vecinos actuales del lugar de Masegoso no se les ha de nombrar Mozos de Concejo (alguaciles) ni mayordomos de la Virgen de la Asunción ni de San Roque.

8) Que en las heras y redores de Masegoso no hayan de poder entrar ganados de lana de sus vecinos ni de Pozalmuro desde el primero de marzo hasta el día de San Juan en junio, sino solo las Yuntas de Labor de ambos lugares.

9) Que siempre haya vecinos de Masegoso que puedan levantar el Arca.

10) Que siempre hayan de mantenerse los mojones de separación de los términos para no perjudicar a los interesados en los diezmos (Iglesia y Corona fundamentalmente).

La petición se eleva al Supremo Consejo de Castilla que es quien aprueba legalmente la escritura de Concordia, añadiendo y dejando claro, por si no lo estaba suficiente en el punto 10, “que no disminuyan las contribuciones de Nuestro Real Patrimonio”. Los firmantes del documento son el propio Rey Carlos III, el Conde de Aranda, Gobernador del Real y Supremo Consejo de Castilla, seis miembros del Consejo y el escribano de cámara del Rey. Y así es como desde ese 1766, Masegoso es un anejo de Pozalmuro a todos los efectos.

Estos mismos autores apuntan que en 1786 el Obispado de Osma, a petición del cura párroco, suprime la parroquia de Masegoso bajo la advocación de San Esteban, que queda convertida en ermita dependiente de la parroquial de Pozalmuro por no vivir ya nadie en el pueblo. Los objetos de culto se trasladaron a esta parroquia salvo unas crismeras que fueron a parar a la iglesia de Hinojosa del Campo. Añaden que Masegoso quedó sin más culto que la misa que “se sigue celebrando el lunes después del domingo de la Trinidad en honor del santo patrón, San Esteban, y la Virgen de la Lastra o del Rosario.

Aunque pueda parecer sorprendente, Masegoso tuvo un resurgir en lo que a población se refiere en los últimos años del s. XX. Hacia 1970, año arriba año abajo, varias familias procedentes de San Sebastián, Bilbao y alguna del sur de Francia, escogen el lugar para hacerse allí unas sencillas viviendas para aprovecharlas, sobre todo, en época de caza puesto que todos ellos eran practicantes de esa actividad cinegética.

EL FANTASMA DE MASEGOSO

Pero de todo lo anteriormente expuesto no quedó mucho en el acervo popular. La “verdadera” historia de la desaparición del despoblado, evidentemente, siempre ha sido la versión que Manuel Ibo Alfaro (Cervera de Río Alhama 1828-Madrid 1885) nos ofreció en su relato “El Fantasma de Masegoso”. El escritor riojano lo publicó por primera vez en 1855 en Madrid, bajo el formato de entregas en prensa periódica (23).

En 1955, Florentino Zamora Lucas (Valdegeña 1896-Madrid 1975) hace una reimpresión de la obra, que a nuestro entender es la que populariza el cuento en tierras sorianas. Hasta tal punto que en ese mismo año de 1955, Luis Igea García (1913-1987), natural y vecino de Pozalmuro, escribe una versión teatralizada y rimada (no publicada) que al poco es representada en este pueblo, teniendo como actores a los propios vecinos.

En 2001, el escritor Carmelo Romero Salvador, también natural de Pozalmuro, escribe otra versión rimada, a modo de romance, que es representada ese mismo año por vecinos y allegados del mismo pueblo, aunque en esta ocasión se escenifica en el propio despoblado de Masegoso, al amparo de la enhiesta torre. Las representaciones continuaron hasta 2006 (24).

Para quien no haya conocido la historia en cualquiera de sus versiones, se trata de un relato en el que, con la excusa de unos amores no permitidos por miembros de dos familias rivales, un individuo despechado, el sargento “Cabrito”, por mediación de la Tía Avedícula que es quien le facilita unos insectos denominados Taberneras (25), antes de ser juzgado y posteriormente ejecutado por asesinar al “novio” (rival del sargento en amores de la chica), envenena la fuente del pueblo arrojando en ella los animales cuando va a beber como “último deseo”. De esta manera y en poco tiempo, todo el pueblo fenece y el lugar queda desierto.

Cabe destacar que en 2009 se creó en Pozalmuro el Premio de relato corto “Fantasma de Masegoso”, que tuvo en su haber tres ediciones.

También hay que destacar que en 2019 una cadena de televisión escogió Masegoso, entre otras varias localizaciones sorianas, para rodar los exteriores de la serie “El Cid” (37). Se habilitaron decorados al efecto e incluso un viejo corral fue convertido en una gran casa por efecto del “atrezzo”.

Casa medieval de atrezzo cinematográfico. Foto Ángel Lorenzo
Casa medieval de atrezzo cinematográfico. Foto Ángel Lorenzo

Iglesia

La iglesia de Masegoso, actualmente en ruinas, es el edificio más meridional del despoblado y, junto con la torre medieval, son las únicas construcciones que destacan a lo lejos. Se encuentra (26) bajo la advocación de San Esteban. La imagen original de este santo, que se ubicaba en el retablo mayor, se conserva en la actualidad en la capilla del evangelio de la parroquia de Pozalmuro.

Esta iglesia, que no figura en el magnífico trabajo de J.M. Martínez Frías (27), es obra, principalmente, del siglo XVI, levantada en mampostería, aunque presenta abundantes sillares en esquinas, arcos y contrafuertes. Consta de nave única de tres tramos y capilla mayor ochavada, otras dos capillas adosadas, una a cada lado de la nave, y una pequeña sacristía añadida en el lado sur a la que se accede desde el presbiterio. En el exterior, en el lado norte, todavía se conservan los restos de muros pertenecientes a una cilla o almacén, que no cementerio (28). Contaba, además, con un atrio exterior del que todavía se conservan buena parte de sus muros rematados en una albardilla semicilíndrica. La entrada a este recinto presenta un arco de sillería dovelado con medio punto al exterior y escarzano por dentro, conservando las ranguas de giro de las puertas que tuvo en origen.

Vista del ábside de la iglesia. Foto Ángel Lorenzo
Vista del ábside de la iglesia. Foto Ángel Lorenzo

La puerta de acceso al templo se encuentra en el lado sur bajo un arco de medio punto confeccionado con unas dovelas singularmente anchas.

En todo caso hay que destacar que antes de esta iglesia renacentista hubo otra u otras anteriores, como así lo atestiguan las diferentes fábricas de muros que se aprecian en los paramentos exteriores de la nave. Junto a la puerta de entrada se observan hasta tres tipos de muros diferentes e incluso se aprecia, a simple vista, un aristón esquinero (o sea una esquina de un edificio anterior). No debe llevarnos a engaño la pared oeste que parece prolongar el atrio hasta el lado norte formando un pasillo con la iglesia. Tiene su explicación: alrededor de 1960 se caen las bóvedas del ábside y del pie de la nave (la parte del coro). En la reparación posterior no se reconstruye ninguna de las bóvedas. El ábside se cubre con una sencilla cubierta a un agua para cuya realización se sacrifican parte de los muros en la zona ochavada. En el pie de la nave, donde estaría la espadaña, la reconstrucción es más “curiosa”, puesto que se levanta una pared nueva (y ya no la espadaña) pero acortando la longitud de la nave en casi tres metros.

María Pía Senent Diez y Santiago Velasco Sánchez publicaron en 2006 un exhaustivo trabajo (ver nota 9) dedicado íntegramente a la iglesia de Masegoso (29) y a él remitimos al lector para un mayor y detallado conocimiento del inmueble y del propio despoblado.

Estos autores, en cuanto a su datación cronológica, reconocen que “La iglesia, aunque dominada por elementos constructivos góticos tardíos, obedece a varias fases de construcción que se aprecian claramente en el edificio”, aunque prosiguen, “nos enfrentamos a una primera traza primitiva de época medieval de datación concreta imposible con los datos con los que contamos en la actualidad”. También afirman que el edificio contó con espadaña a los pies del templo y que esta se desplomó en algún momento del siglo XVIII.

Ofrecen igualmente una descripción del inmueble de la que extractamos algunos datos: “La capilla del lado norte es de mejor traza y se cubre con bóveda de crucería y terceletes. La del lado sur, de menor altura y más sencilla, se cubre con bóveda de crucería que datan a finales del XV. La cubierta de la nave central, presbiterio y bóveda de la capilla norte, la fechan en un momento posterior, hacia el segundo cuarto del siglo XVI. De la bóveda del presbiterio, de la que afirman que era de tracería compleja similar a la de la parroquia de Valdelagua del Cerro o a la de la iglesia de San Juan Bautista de Ágreda, dicen que fue derribada hacia 1960 por amenaza de ruina y que fue sustituida por una cubierta de madera y que como consecuencia de esta obra “se procedió a desmontar el retablo que ya nunca volvió a su sitio y quedó depositado bajo el coro. Esto fue aprovechado por un coleccionista de arte para hacerse con las cuatro columnas y parte de los elementos que lo configuraban”.

Estos mismos autores aportan el dato de que el 18 de julio de 1655 Pedro de Cicarte Pérez “el Joven” firmaba el contrato por el cual, a cambio de 2.278,05 reales, se comprometía a construir el retablo mayor de la parroquia de San Esteban.

A pesar de la unión con Pozalmuro en 1766, la parroquia de San Esteban no se suprime como tal hasta 1786, que es cuando pasa, como dijimos anteriormente, a ser considerada ermita dependiente de la iglesia de este pueblo, a donde son trasladados los objetos de culto. Desde entonces en Pozalmuro se celebra una romería anual a Masegoso que se mantiene hasta la actualidad. En un principio el festejo se realizaba al día siguiente, lunes, del domingo de La Trinidad, hasta que aproximadamente en 1970, a causa de la galopante sangría de la despoblación en esos años y de que en el pueblo muchos de los hijos estudiantes se encontraban todavía fuera por el calendario escolar, la romería pasó a formar parte de las Fiestas de Agosto como tercer día de estas (30), es decir el 17 de agosto. Ese día se celebra una misa al aire libre, en la pradera junto a la iglesia, y se reparte chorizo, salchichón, pan y vino, seguido de un baile en el mismo lugar.

Uno de los elementos más notables que tuvo la iglesia es su coro, del que ya en 1996 decía José Ángel Márquez Muñoz (31) que en él se había empleado como soporte del coro alto un “alfarje” mudéjar, es decir, un techo de madera horizontal y entrelazada, que en muchos casos se labra y se pinta adicionalmente.

Bóvedas de la iglesia. Foto Ángel Lorenzo
Bóvedas de la iglesia. Foto Ángel Lorenzo

María Pía Senent Díez y Santiago Velasco Sánchez (o. c. página 30) describen este alfarje como una pieza de madera, posiblemente de pino, tallado y policromado con una compleja decoración y que cubre el espacio entre los muros norte y sur (unos cinco metros aproximadamente, la anchura de la nave) y el hastial del oeste, del que sobresale hacia la nave poco más de dos metros. El coro se sustenta, continúan, sobre dos vigas de madera o jácenas decoradas, llevando una de ellas la inscripción de una cita evangélica que por el tipo de letra la califican de visigótica y la fechan en la primera mitad del siglo XII. Del coro en general destacan las dificultades para datar la obra, que califican de mudéjar, realizada por entalladores de tradición musulmana, en donde se funden elementos cristiano-góticos e islámicos. Por los motivos de los canecillos, representando caras a modo de quillas, establecen paralelismos estéticos con otras iglesias y, ante la falta de documentación, sugieren que puede tratarse de una obra de entre los siglos XIV y XV.

El coro de factura mudéjar se conservó “in situ” hasta que en 2009 fue rescatado de la ruina inminente de la iglesia y, debidamente restaurado, formó parte de la exposición itinerante de arte sacro “Las Edades del Hombre” cuando se celebró su XVI edición teniendo como sede la Concatedral de San Pedro en Soria. En la actualidad, desde 2011, se conserva en el Museo de Arte Sacro de la Iglesia de la Virgen de La Peña en Ágreda.

En el ámbito de la iglesia de Masegoso cabe señalar las escasas, pero interesantes, representaciones heráldicas que todavía se conservan en el arruinado interior del edificio. Por un lado tenemos dos lápidas sepulcrales monolíticas, en la actualidad removidas y partidas, con figuras heráldicas. En una de ellas hay un escudo con cinco veneras en cruz y en la otra un lebrel (galgo) pasante (o atado, no se aprecia claramente) a un árbol. El resto de las figuras heráldicas, que no escudos, se encuentran en las cinco claves de las nervaduras de la capilla del lado de la epístola (lado sur) de la iglesia. Las imágenes de cuatro de ellas son una cruz de San Andrés, una flor de lis, un escudo sin imagen (de “tres puntas en jefe”) y una estrella de ocho puntas. En la central está representado el monograma del nombre de Jesucristo IHS (Iesus Hominun Salvator: Jesús Salvador de los Hombres).

No consta que en el pueblo hubiese cofradía alguna, aunque sí existió un Arca de Misericordia dependiente de la parroquia.

Ermita de la Lastra

Masegoso contaba con una ermita dedicada a Nuestra Señora de La Lastra, de la que únicamente hemos encontrado una cita alusiva que aporta Teófilo Portillo Capilla (32), y aunque en el texto no nos queda claro el dato de su ubicación temporal, podríamos deducir que, como muy tarde, estaríamos hablando del siglo XVIII.

Restos de la ermita de La Lastra. Foto Ángel Lorenzo
Restos de la ermita de La Lastra. Foto Ángel Lorenzo

Al respecto Ángel Lorenzo Celorrio, en la revista Arevacon nº 40, dice que:

“Los restos de la ermita de La Lastra se encuentran a unos 1.500 m. aproximadamente en dirección N-E, dentro del ámbito del cerro homónimo (33). Desde siempre en Pozalmuro se han considerado estas ruinas como pertenecientes a la ermita. De lo que fuera el edificio apenas quedan los montones de piedras que definían las paredes, apreciándose, no obstante, el hueco, por menor volumen de escombros, en donde se ubicaría la puerta. Midiendo los restos obtenemos la figura de un rectángulo con orientación NO-SE, y unas dimensiones de 6 por 19 metros. Para hacernos una idea de cómo sería la obra no tenemos más que desplazarnos hasta la vecina localidad de Cardejón y buscar su cementerio a las afueras del pueblo. Allí encontramos la ermita de San Miguel Arcángel con idénticas dimensiones en planta, en volumen de obra e incluso en orientación”.

Es tradición que la imagen de la Virgen de La Lastra de Pozalmuro proviene de aquí, pero la original fue robada hace ya muchos años y la que se conserva es una reproducción moderna sin valor patrimonial.

Otros restos de interés

Apenas a kilómetro y medio al suroeste de Masegoso, dentro de lo que fuera su término (actualmente en el de Pozalmuro), se encuentra un interesante nacedero de aguas denominado Manantial del Dehesón que, si bien es relativamente inconstante, ya que en ocasiones se le ha visto totalmente seco, en su día movió las piedras de un molino (36) harinero ubicado apenas a trescientos metros de la surgencia. De este molino únicamente quedan unos escasos muros ocultos por la maleza y la memoria de su existencia en los habitantes de Pozalmuro. Entre el nacedero y el molino todavía se aprecian los restos de una represa, presumiblemente para servicio del molino.

Manantial del Dehesón. Foto Ángel Lorenzo
Manantial del Dehesón. Foto Ángel Lorenzo

Cuando llega la Navidad, desde hace algunos años, las gentes de Pozalmuro colocan un belén en un pequeño hueco confeccionado con piedras, a modo de hornacina, en los restos de la ermita de La Lastra, que retiran pasadas las fiestas.

Según los datos del Censo del marqués de la Ensenada, celebraban fiestas por San Gregorio y por la Santa Cruz (34).

Isabel Goig (35) dice que:

“Esa “población no despreciable” a la que aludía Saavedra, llegó al siglo XVIII a formar un vecindario compuesto por siete casas habitadas con otros tantos vecinos (unos 28 habitantes), más dos pobres de solemnidad y un cura residente en Pozalmuro. Aunque las siete casas abandonadas dan a entender que la población fue más numerosa. El concejo era propietario de un horno y un monte bajo, además del agostadero de la Espiga que arrendaban al conde de Gómara para sus ganados por 674 reales de vellón. Unos ingresos que gastaban, en su mayor proporción, en pagos a la Iglesia. En la festividad de San Gregorio y la Santa Cruz 120 reales; a sendos conventos de la Trinidad, uno en Burgos y el otro en Soria, 10 reales; otros 10 a la casa santa de Jerusalén; al sacristán, por asistir a la iglesia y tocar a los nublados, 36 reales; para el pasaje de soldados, pobres y cristianos nuevos, 140 reales; el resto se empleaba en limpiar la fuente (90), limpiar acequias, río Rituerto y composición de caminos (250); al alcalde por ir a las juntas del Sexmo (15) y para la persona que hace los repartimientos (22 reales)”.

Alberto Arribas con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor

(1) PÉREZ-RIOJA, José Antonio (2005): El alma de Soria en el lenguaje. Colección Temas Sorianos nº 50. Edita Excma. Diputación Provincial de Soria, Soria, página 252.

(2) GARCÍA DE DIEGO, Rafael (1959): “Sobre Topónimos Sorianos y su Historia”. Celtiberia nº 18.

(3) CARRACEDO ARROYO, Eleuterio (1996): Toponimia de la Tierra de Soria. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección Temas sorianos nº 32. Imprenta Provincial de Soria, Soria. Página 150.

(4) Para todo aquel que haya echado en falta en este recorrido el “típico enlosado de las calzadas romanas” hay que decir que este únicamente era tal en algunos tramos de las inmediaciones de ciertas ciudades importantes; en el resto de las vías la superficie estaba compuesta por una capa de zahorras naturales compactadas que daban al camino una apariencia muy similar a nuestras actuales pistas forestales. Es cierto que hace algunas décadas se llegó a descubrir (luego se volvió a tapar) un enlosado en la propia calzada desde el puente hacia Masegoso, pero se trataba de una obra muy posterior al mundo romano.

(5) LORENZO CELORRIO, Ángel (2020): “Masegoso”. Arevacon Nº 40. Revista de la Asociación de Amigos del Museo Numantino.

(6) SÁENZ RIDRUEJO, Clemente, SANZ PÉREZ, Eugenio y CATALÁ RIVERO, Laura (Abril 2006): “Descripción de algunas fuentes romanas de la vía de Numancia a Augustóbriga”. Revista de Obras Públicas nº 3.465, página 21, en https://fdocuments.ec/document/descripcion-de-algunas-fuentes-romanas-de-la-via-de-la-situacion-del.html )

(7) SANZ PÉREZ, Eugenio, MENÉNDEZ PIDAL, Ignacio y SÁENZ SANZ, Clemente (otoño 2009): “Algunas obras hidráulicas menores de origen romano en la provincia de Soria: Las fuentes de San Gregorio, El salobral (Vinuesa), Romanillos, Fuentestrún, Golmayo, Pozalmuro y Castellanos”. Revista de Soria nº 66, página 10.

(8) MENÉNDEZ PIDAL, Ignacio y SANZ PÉREZ, Eugenio (2012): Fuentes y las vías romanas en la provincia de Soria: Aportación al conocimiento de elementos menores de caminería. El caso de la Vía Augustobriga-Numancia | Archivo Digital UPM «XI Congreso Internacional de Caminería Hispánica«, 25/06/2012 – 29/06/2012, Madrid, España.

(9) VELASCO SÁNCHEZ, Santiago y SENENT DÍEZ, María Pía (invierno 2006): “La iglesia de San Esteban de Masegoso en el municipio de Pozalmuro, Soria”. Revista de Soria nº 55 (segunda época).

(10) Fernando Cobos Guerra e Ignacio Javier Gil Crespo sostienen el origen bajomedieval cristiano a la hora de la datación de estas torres.

(11) La Comunidad de Villa y Tierra de Soria estaba dividida en cinco “sexmos”: Frentes, San Juan, Arciel, Lubia y Tera. Tanto Masegoso como Pozalmuro pertenecían a este último.

(12) ASENJO GONZÁLEZ, María (1999): Espacio y sociedad en la Soria Medieval. Siglos XIII-XV. Excma. Diputación de Soria. Temas Sorianos nº 38.

(13) Según María Asenjo (o. c.) el padrón de 1270 diferencia entre cuatro tipos de diezmeros (personal sujeto a pagar el diezmo de la Iglesia): facedores, vecinos, atemplantes y moradores. Salvo los facedores, el resto de categorías tenían que ver directamente con la población asentada y aunque no está clara la relación entre el número de personas que realmente estarían incluidas por cada unidad, es un dato a tener en cuenta por comparación con otros lugares.

(14) LORENZO CELORRIO; Ángel (2003): Compendio de los Castillos medievales de la provincia de Soria. Diputación Provincial de Soria, Colección Temas Sorianos nº 44, página 130.

(15) SENENT DÍEZ, María Pía y VELASCO SÁNCHEZ, Santiago (invierno 2006): “La iglesia de San Esteban de Masegoso en el municipio de Pozalmuro. Soria”. Revista de Soria IIª época nº 55, página 18.

(16) DÍEZ SANZ, Enrique y GALÁN TENDERO, Víctor M. (2012): Historia de los despoblados de la Castilla Oriental. Tierra de Soria siglos XII a XIX. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, colección Temas Sorianos nº 56.

(17) Archivo Municipal de Pozalmuro y Archivo Histórico Provincial de Soria. Protocolo 1187. Texto transcrito por Félix Domínguez Laseca.

(18) MIÑANO Y BEDOYA, Sebastián (1826-1829): Diccionario geográfico-estadístico de Soria. Edición de Silvano Andrés de la Morena, Soria Edita, Soria 2004.

(19) MADOZ, Pascual (1846-50): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito ediciones S.A. y Diputación de Soria, 1993. Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid.

(20) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1808): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. 1ª edición, Soria. Imprenta y Librería de la Infancia.

(21) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1909): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. IIª edición, Soria. Ed. Tipografía de Pascual P. Rioja.

(22) Hay una discrepancia de fechas, de dos días, entre el texto de Pía Senent y el del Archivo Municipal de Pozalmuro y Archivo Histórico Provincial de Soria, transcrito por Félix Domínguez Laseca.

(23) El relato de Manuel Ibo Alfaro arranca en un descanso de una jornada cinegética en la que, con un compañero de caza natural de la zona, llegan a un despoblado en el que destacan la torre y una balsa. La descripción que realiza el autor del entorno corresponde al no lejano despoblado de Castellanos del Campo y no al de Masegoso… aunque siendo la narración una creación literaria podemos entender estas licencias.

(24) La versión del segundo año, representada en la iglesia de Pozalmuro por causa del mal tiempo, está disponible en youtube.

(25) Tabernera: Insecto coleóptero polífago (Berberomeloe majalis) también llamado Aceitera común. Segrega una sustancia tóxica llamada cantaridina.

(26) Un trabajo magnífico sobre la iglesia de Masegoso (ver nota 15) lo hicieron Santiago Velasco Sánchez y María Pía Senent Díez en 2006. A él nos tenemos que remitir de manera obligada para cualquier lector curioso e interesado en muchos de los pormenores del edificio.

(27) MARTÍNEZ FRÍAS, José María (1980): El Gótico en Soria. Arquitectura y escultura monumental. Ediciones de la Universidad de Salamanca. Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección Temas Sorianos nº 1.

(28) Masegoso no tuvo cementerio, tal y como lo concebimos en la actualidad, nunca. Hasta la baja Edad Media se inhumaba en el exterior de los edificios de culto y después, hasta el s. XIX, en su interior. Desde finales del s. XVIII se comienza a legislar, por cuestiones evidentes de salubridad, para dejar de enterrar dentro de las iglesias, pero tiene que pasar buena parte del s. XIX para que se normalicen las inhumaciones en recintos exclusivos para ello.

(29) En este excelente trabajo se dice, en la primera página, que Masegoso es “Un pueblo abandonado y olvidado en medio del desolador páramo de los Campos del Araviana…” y tenemos que puntualizar que esa descripción no es correcta ya que el despoblado se encuentra en los no menos desolados páramos de los “Campos del Rituerto”.

(30) 15 de agosto La Virgen de La Asunción, 16 de agosto San Roque y 17 de agosto Romería a Masegoso.

(31) MÁRQUEZ MUÑOZ, José Ángel (1996): “El mudéjar en Soria carpintería de armar en la zona de Almazán”. Revista de Soria IIª época nº 14, página 61.

(32) PORTILLO CAPILLA, Teófilo (1985): Instituciones del Obispado de Osma-Soria. Edita la obra Cultural de la Caja de Ahorros y Préstamos de la provincia de Soria. Soria, página 225.

(33) Sus coordenadas son: X: 572.942,04  Y: 4.625.242,74 / 41º-46´-32,45´´  N   2º-7´-20,29´´  W

(34) www.soria-goig.com.

(35) http://soria-goig.com/despoblacion/despo_masegoso.htm (21/06/2021).

(36) El molino de La Dehesa no se cita ni en las respuestas del Catastro del Marqués de La Ensenada, ni en el Diccionario de Madoz, ni en ninguno de los dos de Blasco. Desde mediados del s. XX ya se encontraba arruinado. Pensamos que es una obra, como muy antigua, de finales del XVIII.

(37) “El Cid” de Amazon Prime Video y Zebra Producciones.