Tobajas, Alquería de
Despoblado y fortaleza del municipio de Carabantes entre campos de cultivo y junto al río Carabán.
- Fecha de redacción:
- Última revisión: diciembre 2023
Despoblado y fortaleza del municipio de Carabantes entre campos de cultivo y junto al río Carabán.
Despoblado y fortaleza del municipio de Carabantes entre campos de cultivo y junto al río Carabán. Probablemente quedó vacío hacia el siglo XVII. Como todas las fortalezas y según la declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, es Bien de Interés Cultural.
Se encuentra a poco más de kilómetro y medio al noroeste de Carabantes.
Saliendo de Carabantes en dirección a La Quiñonería por la SO-P-3005; tras recorrer unos ochocientos metros y a la altura del pk. 9,6 tomaremos un camino de tierra que sale a nuestra derecha en dirección norte y desde donde ya veremos las ruinas de la fortaleza. En el primer cruce omitiremos el desvío a la derecha que nos llevaría de vuelta a Carabantes, continuando unos ochocientos metros hasta llegar a otro cruce. Esta vez tomaremos el desvío de la derecha y seguimos por él unos doscientos metros más, hasta llegar a las ruinas de este despoblado.
DATUM | LATITUD LONGITUD |
ETRS89 | 41.56564 – 2.007165 |
ETRS89 | 41º 33´ 55´´ N 2º 00´ 26´´ W |
UTM 30 | Coord. X Coord. Y |
582.781,90 4.601.996,82 | |
Altitud | 992,69 m. |
Aunque en la actualidad el nombre que recibe este lugar suele ser Castillo de Tobajas o simplemente Tobajas, preferimos la denominación antigua de Alquería de Tobajas con la que se le denominaba a finales del siglo XVI, al ser ese arabismo el único caso recogido en la provincia de Soria de esa categoría poblacional y de las más septentrionales de la península.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, alquería es un nombre común de etimología árabe que se emplea para referirse a una casa de labor con finca agrícola. En la Edad Media y sobre todo en los territorios peninsulares musulmanes, más que tratarse de una casa aislada el término solía emplearse para referirse a pequeñas comunidades rurales.
Para Miguel Asín Palacios (1) su significado en lengua árabe es la de aldea, una hipótesis ratificada por Eleuterio Carracedo (2) que lo deriva del árabe Qarya (aldea, casa de campo) o de al-qaría (aldea). Para este segundo autor la otra parte del topónimo, Tobajas, deriva del latín vulgar Tofa (toba, piedra, caliza y porosa) al que se le añadió el sufijo diminutivo -aja, considerado como colectivo, aumentativo y despectivo.
Aunque no tengamos detalles ni conozcamos investigaciones de carácter arqueológico sobre este lugar, sabemos que toda esta comarca oriental de la actual provincia estuvo habitada desde antiguo y bajo influencia musulmana durante un periodo indeterminado que puede fecharse en torno a los siglos VIII-XII. En esa etapa histórica, concretamente hacia mediados del siglo X, el avance cristiano ya era imparable por lo que el califa cordobés Abd-al-Rahmán III ordenó al general Galib que reforzase y fortificase una amplia franja de terreno entonces fronterizo que englobaba este territorio hoy soriano. Esta iniciativa propició el refuerzo o construcción de fortalezas inmediatas como Peñalcázar, Ciria, Borobia, así como un abundante número de atalayas existentes, y otras desaparecidas, en todo el sector oriental de la provincia.
Una de esas atalayas pudo construirse muy cerca, concretamente en lo alto del cerro de El Collarizo y en el lugar aún llamado La Fuente del Moro, en un cerrete a unos 800 metros al suroeste de Tobajas, en cuyas laderas hay majadas y restos de construcciones antiguas. Allí, Ángel Lorenzo Celorrio (3) aprecia una acumulación artificial de piedras que insinúan la posibilidad de que haya existido algún tipo de edificación. Este autor apunta que las ruinas puedan haber correspondido a algún tipo de poblado musulmán que estaría ubicado en torno a alguna fortificación y a la fuente, y que estaría relacionado con la cercana fortaleza de Peñalcázar.
Otros investigadores (4) no comparten ese origen y lo consideran más bien un castro de origen celtíbero.
En algún momento posterior y en la cercana vega junto al río Carabán, se construyó la torre de la alquería de Tobajas, pero tampoco hay acuerdo sobre su origen ni autoría, pues mientras que algunos (5) se inclinan a pensar que corresponde a una obra fechada hacia el siglo XI y por lo tanto durante la ocupación musulmana, otros como Lorenzo Celorrio (o. c.) creen que fue construida en periodo cristiano a partir del momento en el que la zona se conquista a los árabes por iniciativa de Alfonso I de Aragón, lo que acontecería hacia la segunda década del siglo XII, aunque sería plaza aragonesa pocos años pues a la muerte del Batallador, en 1134, acabó pasando al Reino de Castilla.
Este despoblado cuenta con leyenda local propia, La heredera de Tobajas (6), donde se narra un suceso de carácter legendario con algún aditamento histórico, según refiere Florentino Zamora Lucas (7). En la narración, un jefe de una de las “cuadrillas de moros” “que todavía merodeaban por estas tierras” se encaprichó de la hija del señor de Tobajas y la secuestró, por lo que el abatido padre abandonó para siempre la propiedad.
Es posible que el origen de la Alquería de Tobajas sea la primitiva torre levantada, presumiblemente, en el siglo XII y que acabara conformando un núcleo de población que, hacia el siglo XV, ya era un heredamiento propiedad de los Barnuevo, una poderosa familia soriana de origen noble, miembros de los Doce Linajes, vinculados al ejercicio de los puestos de poder de la ciudad y presentes en la conspiración que en 1459 (8) llevó a Juan de Barnuevo, entonces señor de Tobajas, a asesinar por encargo al Fiel de la Tierra Hernán Martín de San Clemente y a sus hijos.
El censo de Pecheros de 1528 registra en el “Heredamiento de Tovajas” la existencia de dos pecheros, es decir dos unidades familiares que pagaban impuestos, y ello no cierra la posibilidad de que, además, hubiera avecindadas otras unidades familiares que perteneciesen a la nobleza. Otros censos generales posteriores como el de 1591, no refieren datos concretos sobre la “Alquería de Tobajas”, pero sí indican su pertenencia a la Tierra de Soria como integrante del sexmo de Lubia. En estos finales del XVI, el hidalgo Diego de Valdivieso y su esposa María Caballero, pusieron pleito a los concejos de Peñalcázar, Quiñonería, La Alameda y Carabantes, sobre ciertas franquicias y derechos que les negaban, pero finalmente en 1595 esos concejos reconocieron la hidalguía del señor.
La escasez de datos sobre el lugar nos lleva a pensar que en algún momento en torno a los comienzos del siglo XVII Tobajas perdiera la condición de entidad de población, si bien pudo seguir siendo residencia “palaciega” de carácter ocasional o bien estar habitada por colonos que trabajasen sus recursos pero sin estar avecindados.
Por otra parte, y gracias a la pregunta vigésimo primera del catastro del Marqués de la Ensenada (1752) (9), sabemos que Tobajas, además de no figurar en él con entidad propia, tampoco lo hacía como barrio dependiente de Carabantes.
En 1840 y con motivo de la elaboración de un censo ganadero, el Boletín Oficial de la Provincia de Soria nº 10 de 22 de enero, publicó el anuncio de esa iniciativa así como de las poblaciones afectadas incluyendo la de “Caravantes y Tobajas”. Esta somera referencia parecía indicar la existencia de un barrio con habitantes pero, definitivamente, el censo correspondiente a ese año no refiere que Carabantes tuviera barrio ni alquería alguna, y suponemos que el hecho de figurar de esa forma en un documento de carácter pecuario podría indicar que aquellas antiguas instalaciones solariegas eran entonces viejas dependencias reutilizadas como establos.
Manuel Blasco Jiménez (10) en su Nomenclátor de 1880 lo cita someramente (en la entrada de Carabantes) como “casa de campo”, mientras que el mismo autor en su obra homónima de 1909 (11) se extiende algo más al afirmar que “Al norte de la población (de Carabantes) y distancia de 200 m se halla derruido el antiguo palacio de Tobajas y fuente de su nombre…”
Pascual Madoz (12), por su parte, ofrece un breve comentario describiendo este lugar como “una casa de campo inhabitada, con el título de Casa de Tovajas”, y dos páginas más adelante, aunque le ofrezca entrada propia, es aún más escueto “CASA DE TOBAJAS: desp. en la prov. y part. jud. de Soria, térm. jurisd. de Carabantes”.
Algunos datos recogidos en la tradición oral de Carabantes sugieren que la Casa de Tobajas llegó a tener iglesia, una posibilidad que, hasta el momento, ni las fuentes ni la arqueología han confirmado.
El conjunto consta de varios elementos rodeados por una alta tapia con vocación de “muralla” -hoy incompleta en su sector noroccidental- que cierra un espacio de unos mil metros cuadrados. La entrada se realiza a través de un arco rebajado que permite acceder a un amplio espacio en el que se reconocen abundantes ruinas, escombros, líneas de cimentación y dos torres igualmente arruinadas que aún le confieren un innegable aspecto de fortificación.
Según Ángel Lorenzo Celorrio (o. c.) la parte más antigua es la torre situada más al norte, que construida en mampostería concertada y con planta rectangular, es estrecha, alargada y sobria. Añade que presenta sendas escarpas en la base de tres de sus lados para dar mayor estabilidad a la obra y que se aprecian varias aspilleras, pero no conserva almenaje pues le falta la parte superior de los muros. También le falta el lienzo donde estuvo la puerta, pero su interior conserva los canes y mechinales que indican que al menos tuvo otras dos plantas. Este investigador considera que es una obra cristiana construida en la repoblación de la comarca, allá por el siglo XII, y que en torno a esta torre se asentaría un poblado.
Posteriormente, en algún momento en torno al siglo XVI, sus propietarios iniciaron una profunda reforma conservando la torre ya existente pero dotando al conjunto de una nueva edificación de carácter residencial y palaciego en la que se permitieron ciertas concesiones estéticas y funcionales. El conjunto, según Lorenzo, estaba protegido por una tapia o cerca «no defensiva, aunque de buena altura«, que permitió crear un patio en el que se ubicarían otras dependencias domésticas que hoy aparecen cubiertas por escombros y ruinas.
Esa nueva torre situada en el lado oriental del conjunto aparece hoy igualmente arruinada y solo conserva el alzado de dos muros. De planta cuadrada, mucho más amplia que la torre anterior, está construida en mampostería pero con una buena sillería de un característico color rojizo en jambas, dinteles y esquinas. Presentaba sótano, planta baja y otras dos superiores en las que se observan chimeneas, balcones y ventanas.
Al interior de la fortaleza se accede por una puerta que según el texto de Zamora Lucas (o.c.): «…en la puerta principal de la muralla se ven dos escudos de épocas muy distintas, pertenecientes el uno tal vez al siglo XIII o XIV y el otro a últimos del XVI o principios del XVII. El escudo es cuartelado, el primer cuartel tiene bordura de plata con ocho cruces de gules flordelisadas y una torre almenada de oro sobre fondo sinople. El segundo ostenta contrapuestas dos torres de oro en campo de gules y dos cruces de gules también flordelisadas sobre sinople; en el tercero dos lobos negros en campo de oro; y en el cuarto tiene por orla una cadena de oro que se apoya en los extremos de una banda negra en campo de plata.
No obstante, difícil para probar es la legitimidad de los blasones, pues los de un escudo desmienten los del otro en el cual están trastocados los cuarteles y lo que es banda en el uno es barra en el otro. Ambos concuerdan en la ausencia de celadas y cimeras heráldicas (13).
Ninguno de los dos escudos, desgraciadamente, ha llegado hasta nuestros días.
El conjunto de los restos de la Alquería de Tobajas, en general, es una ruina total que a duras penas se mantiene en pie, con grietas y desprendimientos que auguran un colapso inminente. Su pésimo estado de conservación ha hecho que esta fortaleza haya sido incluida en la lista roja del Patrimonio Español que confecciona la Asociación Hispania Nostra (11 de febrero de 2010).
Alberto Arribas con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor
(1) ASÍN PALACIOS, Miguel (1944): Contribución a la toponimia árabe de España. CSIC, Madrid, IIª edición, página 73.
(2) CARRACEDO ARROYO, Eleuterio (1996): Toponimia de la Tierra de Soria. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección Temas sorianos nº 32. Imprenta Provincial de Soria.
(3) LORENZO CELORRIO, Ángel (2003): Compendio de los Castillos Medievales de la provincia de Soria. Edita Excma. Diputación Provincial de Soria, Colección Temas Sorianos nº 44, página 75. También se relaciona este lugar con un “castillo moruno” en el texto informativo recogido en la web local http://www.carabantes.es/historia
(4) BACHILLER GIL, J. Alberto (1987): “Los castros del Alto Duero”. Anales de Prehistoria y Arqueología nº 3. Universidad de Murcia, página 78.
(5) La atribución cronológica al siglo XI la refieren tanto el autor de https://www.castillosdesoria.com/carabantes.htm (consultado el 26/02/2016) como el de la ficha https://listarojapatrimonio.org/ficha/casa_fuerte_de_tobajas/ (consultada el 12/04/2022).
(6) CARRASCO, Lorenzo: La heredera de Tobajas, leyenda tradicional recogida en el periódico soriano El Urbión nº 18, 16/07/1898, pp 12-14.
(7) La leyenda puede consultarse más fácilmente en la tercera edición del libro Leyendas de Soria recopiladas en la primera de 1971 por Florentino Zamora Lucas:
ZAMORA LUCAS, Florentino (2022): Leyendas de Soria. Edita Amado Gonzalo Casado y César Gonzalo Casado. Imprime: Arteprint, S.L. (3ª edición) Páginas 407-411.
(8) Este crimen olvidado causó conmoción en Soria durante siglos y ha sido relatado por varios autores. Si algún lector está interesado en ahondar sobre ese suceso, entre ellos y al entender que han sido fuente para otros investigadores posteriores, aconsejamos consultar los estudios de Antonio Pérez-Rioja en Crónica de la provincia de Soria (1867) de Rubio y Editores, páginas 30 y ss; Pelayo Artigas y Corominas (1921) Contribución al estudio de las antiguas fortificaciones de Soria (Tipografías de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos), y los de Faustino Menéndez-Pidal de Navascués (1963) La caída de Juan de Luna: una nueva relación de la muerte de los fieles de Soria, (Revista Celtiberia, nº 25, páginas 9 y ss).
(9) “De qué número de vecinos se compone la población y cuántos en la casas de campo o alquerías”.
(10) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1880): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria, 1ª edición, Soria. Imprenta y Librería de la Infancia.
(11) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1909): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. IIª edición, Soria. Ed. Tipografía de Pascual P. Rioja.
(12) MADOZ, Pascual (1846-50): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito ediciones SA y Diputación de Soria, 1993. Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid, pp. 103 y 104.
(13) No hemos encontrado, siguiendo la descripción de Zamora Lucas, un escudo similar en la heráldica soriana. Las torres, en sus diversas composiciones, son harto frecuentes en la nobleza provincial, así como escasa la presencia de figuras de lobo. Sin embargo el cuarto cuartel, una banda engolada con una cadena por bordura, la hemos encontrado en dos ejemplares, uno de ellos en el primer cuartel de un escudo ubicado en la iglesia de los pp Franciscanos de la Plaza de Bernardo Robles en la ciudad de Soria, y el segundo en un dintel interior en una de las ventanas del castillo de Yanguas.
Asociación de Amigos del Museo Numantino