Velilla de Villabuena, La

Velilla de Villabuena, La / Santa Eulalia / Avililla: despoblado de Villabuena, término municipal de Golmayo.

Vista general de la ermita de Santa Eulalia. Foto Ángel Lorenzo
Vista general de la ermita de Santa Eulalia. Foto Ángel Lorenzo

Fecha de despoblación: Desconocida

Localidad: Villabuena

Estado actual: Despoblado

Término municipal: Golmayo

Descripción

Velilla de Villabuena, La / Santa Eulalia / Avililla: despoblado de Villabuena, término municipal de Golmayo, conocido con los dos primeros nombres pero que, como desarrollaremos a continuación, probablemente también corresponda al tercero.

El despoblado se encuentra en el entorno de la actual ermita de Santa Eulalia, una iglesia arruinada, ubicada en una pequeña elevación del terreno a unos 2,5 km al este de Villabuena.

Los restos visibles del poblado lo constituyen algunos muros y líneas de cimentación que insinúan calles y se sitúan, principalmente, al lado sur del templo, en la ladera descendiente hasta la base del cerro, sin descartar otros restos que pudieran estar en las inmediaciones pero dentro de los campos de labor que rodean el edificio.

Se accede por el camino asfaltado que va de Villabuena a Camparañón, hacia el punto 2,5 km sale un camino a la izquierda, hacia el norte, que lleva al despoblado. También se puede llegar desde la carretera SO-P-4049 de Carbonera de Frentes a Villabuena. Poco antes del km 8, en un cruce bien señalado de una pista, girando a la izquierda, llegamos a La Velilla en apenas dos km.

 

DATUM   LATITUD                    LONGITUD
ETRS89 41.71831420893652     -2.600967746370536
ETRS89 41° 43′ 06″ N                      2° 36′ 03″ W
UTM 30    Coord. X                    Coord. Y
  533.192,19                  4.618.578,66
Altitud   1.119.81m

 

El nombre del despoblado presenta varias opciones sin que podamos decantarnos por ninguna de ellas en base a la escasez de datos determinantes:

Santa Eulalia: hasta hace pocos años este era el único nombre del despoblado pues es con el que se conoce a la propia ermita en la localidad de Villabuena. No obstante, más que un hagiotopónimo, puede ser este un ejemplo de la subsistencia de una ermita como único resto de un despoblado desaparecido cuyo nombre se olvida permaneciendo únicamente el de la advocación de la ermita.

Caso de ser esta circunstancia la ocurrida en este despoblado, no sería el único caso ya que en la relación de aldeas dezmeras de la Tierra de Soria de 1270 se documentan algunas antiguas poblaciones que no hemos conseguido ubicar, bien sea porque han podido mudar su nombre, por despoblarse hasta olvidarse del todo su memoria, o como hemos comentado, por haberse despoblado y olvidado el nombre del lugar, habiéndose mantenido, no obstante, el de la advocación de la iglesia.

Avililla / La Velilla: esta segunda opción, que desarrollaremos más adelante, es la defendida por Gonzalo Martínez Díez (1).

Uno de esos despoblados no localizados pero que se cita tanto en el padrón de vecinos de 1270 como en el de 1352 es el documentado como Avilliella, una aldea perteneciente a la collación de Santa María de la Puente que después perteneció al sexmo de Frentes y habitada en esta segunda mitad del siglo XIV por siete moradores y dos atemplantes (2). Avilliella subsistió poco más de cien años pues en algún momento, en torno a la mitad del siglo XV, quedó despoblado –derraygado en el lenguaje de la época- y por lo tanto susceptible de que sus recursos naturales fueran explotados en igualdad de derechos por los vecinos de la Tierra de Soria, algo que no sucedió pues Avililla fue ocupado ilegalmente por el regidor soriano Juan de Torres (3) en 1481.

Portada de Santa Eulalia con los restos del pórtico. Foto Ángel Lorenzo
Portada de Santa Eulalia con los restos del pórtico. Foto Ángel Lorenzo

Esther Jimeno (4), por su parte, identifica Avililla con Abejar, supuesto difícil de sostener pues “La Puerta de Pinares”, así denominada afectivamente Abejar en la actualidad, no pertenecía a la Tierra de Soria.

Abundando en el tema, ya Gonzalo Martínez Díez (o.c.) se muestra contrario, expresamente, a la tesis de Esther Jimeno en cuanto al despoblado de Avililla y su identificación con Abejar.

Este mismo autor, Gonzalo Martínez Díez (o.c.), por su parte, cita un despoblado llamado La Velilla en término de Villabuena y lo ubica en torno al emplazamiento donde está la ermita de Santa Eulalia. Matiza, no obstante, que no muy lejos de Villabuena, al sur pero en término de Izana, se encuentra el caserío homónimo de La Velilla, dejando de manifiesto, explícitamente, que son dos lugares diferentes. Efectivamente, el mapa de Instituto Geográfico Nacional refiere que a unos 2,5 kilómetros al sudeste del caserío de Villabuena y en su término municipal, existe un lugar con unas majadas arruinadas llamadas “de La Velilla” en el paraje denominado Camino de las Cuevas o Lastra, y como a tres km de Villabuena por la pista que va a Camparañón, existe otro paraje, también denominado La Velilla, de fincas de labor y monte bajo donde a simple vista no se observan restos de construcciones.

En el análisis de la documentación judicial que surgió ante la anteriormente mencionada reclamación (1486) de la Ciudad y la Tierra de Soria por la ocupación del despoblado por Juan de Torres, Máximo Diago Hernando (5) documentó que para referirse al término ocupado, el escribano situó el lugar con la anotación “Ávila, cerca de Villabuena”. La escueta referencia geográfica nos pone sobre la pista para ubicar Avililla en esta zona, un topónimo único en Soria y cuya evolución fonética hasta llegar a “Velilla” nos parece fácilmente justificable. En el censo de población pechera de 1528 –y referido a este lugar- se documenta que Vililla tenía seis vecinos.

Y no será esta la denominación definitiva pues la sílaba “A” inicial de aquel topónimo acabó transformado en el artículo determinado La, de forma que ya en el siglo XVI encontramos el topónimo convertido en La Vililla primero, y La Velilla después y definitivamente.

Llegados a este punto, cabe señalar que muy cerca de Villabuena, a menos de un km al oeste, existe otro despoblado (6) muy presente en la tradición oral, que mantiene los restos de su antigua iglesia: San Bartolomé. En este caso la justificación toponímica del lugar es igualmente compleja pero de momento nos basta con saber que puede corresponder al despoblado de Rueda.

Respecto a la posibilidad de que el despoblado de Avililla / La Velilla estuviera en esa otra ubicación más al sur en término de Quintana Redonda, nos inclinamos a pensar que una ubicación no es incompatible con la otra pues la distancia que las separa no es excesiva.

En cualquier caso, recomendamos el documentado artículo de José Ignacio Esteban Jáuregui (7) en el que ofrece amplia información histórica sobre Velilla / Avililla y sus posibles ubicaciones, reconociendo que este de las inmediaciones de la ermita de Santa Eulalia es el que más probabilidades tiene de corresponder a su emplazamiento.

Por su parte Carlos Álvarez García (8) clasificó La Velilla entre los despoblados que fueron entidades de población a partir del siglo XI, pero sin ofrecer otras posibilidades expresaba sus dudas sobre la localización de La Velilla ofrecida por Gonzalo Martínez Díez (o.c.).

No encontramos referencias directas de este despoblado en el Catastro de la Ensenada, pero sí indirectas, pues en la respuesta tercera correspondiente a Camparañón incluye Velilla como referencia geográfica de sus límites a poniente.

El origen abulense del topónimo Avililla lo sostiene Eleuterio Carracedo Arroyo (9), que lo considera como uno más de los ejemplos de lugar que indican la procedencia de sus repobladores, en este caso la zona de Ávila, y que habría que asociar a las repoblaciones de la tierra soriana a comienzos del siglo XII en la que incluso pudieron haber participado vecinos de Covaleda (10).

No obstante, tras la lectura del artículo de José María Monsalvo Antón (11), nos parece poco probable que gentes procedentes de Ávila marchasen de una tierra que precisaba repoblarse a otra que también lo requería. Este razonamiento incluso nos lleva a considerar la posibilidad de que la evolución fonética pudiera ser la contraría y que Diego Gil de Ayllón –secretario del rey Alfonso X y autor del censo- o alguno de los amanuenses a su cargo hubiera escrito, por error, Avililla en vez de La Velilla.

ERMITA DE SANTA EULALIA

Mediada la década de los 80 del siglo XX, D. Clemente Sáez Ridruejo (12) realizó un estudio sobre la ermita de Santa Eulalia de Villabuena y describió cómo se encontraban los restos del despoblado. Nos dice que el pueblo se extendía desde el arroyo hasta la iglesia y que contaba con entre 10 y 20 viviendas. Distinguía las antiguas bardas y en su interior los escombros de las casas “convertidas en majanos, macizos o con una hoyada interna”. Todos los antiguos inmuebles estaban invadidos por espinos y yerbas finas, pero todavía pudo distinguir una calle eje, incurvada, que partiendo del arroyo se dirigía hacia la iglesia y enlazaba con un camino que llegaba desde el norte, distinguiendo todavía el camino bajo y el camino alto.

Santa Eulalia, vista exterior del ábside poligonal. Foto Ángel Lorenzo
Santa Eulalia, vista exterior del ábside poligonal. Foto Ángel Lorenzo

En 2022 solo observamos algunos muros de piedra suelta que en el mejor de los casos levantan poco más de medio metro pero que aún insinúan el primitivo trazado urbano de alguna calle. El único elemento que persiste es la iglesia de Santa Eulalia, que fue su parroquia y que tras la despoblación perdió esa categoría quedando relegada a la de ermita de Villabuena.

En la actualidad el edificio permanece abierto, vacío, parcialmente arruinado y sin cubierta en la zona del ábside. Sus muros se levantan en mampostería con sillares en esquinas y vanos. La nave, de origen románico para José Manuel Rodríguez Montañés (13), presenta una orientación canónica SO-NE, cubierta a dos aguas con estructura de madera, arco triunfal de medio punto y capilla mayor formada por un tramo presbiterial rectangular. El ábside, de planta poligonal, en opinión del mismo autor “parece obra tardogótica”. En el muro meridional del presbiterio se abre una pequeña ventana en aspillera y abocinada hacia el interior, que parece reutilizada del período románico. En el ábside, oculto entre los escombros se pueden ver los restos de su altar monolítico, similar al que distinguimos en las ruinas de la cercana San Bartolomé.

Santa Eulalia, interior del arco de gloria desde el ábside poligonal. Foto Ángel Lorenzo
Santa Eulalia, interior del arco de gloria desde el ábside poligonal. Foto Ángel Lorenzo

A los pies de la nave aparece una pequeña y sencilla ventana que, más que dar luz, permitiría a los devotos asomarse para rezarle a la santa. Las paredes interiores presentan un muy deteriorado enfoscado y en su parte inferior se aprecian los restos de un zócalo de color añil y factura reciente.

En el primer tramo del muro sur de la nave se abre la portada mediante un arco doble de medio punto sobre impostas y jambas de piedra arenisca, todo sencillo, sin más decoración que algunos grafitis de época moderna y las características hendiduras que recuerdan que, durante generaciones, esas piedras se han empleado como improvisadas piedras de afilar las navajas de algunos parroquianos.

La entrada estaba protegida por un pequeño pórtico a dos aguas que, aparentemente, se arruinó no hace muchos años, quedando sólo parte de los muros que lo conformaban.

Santa Eulalia, interior de la nave. Foto Ángel Lorenzo
Santa Eulalia, interior de la nave. Foto Ángel Lorenzo

Los únicos elementos decorativos del templo son la serie de canecillos que sustentan la cornisa achaflanada de la nave y que según Rodríguez Montañés (o.c.) son «la mayoría de simple nacela o perfil de proa de nave, otros de nacela con una bola o formas geométricas y cruces rudamente incisas, y el resto decorados con falos, una máscara humana con cuernos, un prótomo de venado, todos de bárbara y popular talla».

Entre sus enseres, Incausa, García y Pastor (14) recuerdan que la ermita contó con un pequeño retablo dedicado a la santa titular y con una pila bautismal que ahora se guardan en la ermita del Cristo del Amparo o Barronova, a las afueras de Villabuena.

Pila bautismal de Santa Eulalia. Foto Luis C. Pastor
Pila bautismal de Santa Eulalia. Foto Luis C. Pastor

Estos investigadores recuerdan en su artículo que el 10 de marzo de 1911 y por 20.000 pesetas, sesenta y seis vecinos de Villabuena adquirieron mediante escritura pública de compra-venta la propiedad de La Velilla a Pedro Labanda, Fermín Jodra y Manuel Labanda. Para hacer frente a ese abono, los vecinos tuvieron que pedir un préstamo a 10 años de 29.680 ptas.

Se recuerda la celebración de romerías por parte de los vecinos de Villabuena y Camparañón sin fecha precisa, pero antiguos vecinos de Villabuena nacidos en 1964, únicamente han oído hablar de ella como una costumbre perdida.

Desconocemos desde cuando no se celebran actos de culto pero la ermita ha sido empleada durante mucho tiempo para guardar ganado, una utilidad distinta a la original pero que probablemente haya servido para que el edificio siga manteniéndose en pie.

Clemente Sáez Ridruejo (o,c.) identificaba los posibles manantiales: “El arroyo, que lame las ruinas, se estrecha en cabecera. En esa dirección casi a 1 kilómetro, hay un manantial, que aseguraría el agua de la población. Pero a unos 300 metros del arruinado caserío, se emplaza un tobazo, tal vez ligado a otro brote que hoy se infiltre o se haya secado”.

En 2022 no hemos localizado en las inmediaciones fuente ni manantial alguno, tan solo el Arroyo del Chorrón, que discurre a unos 150 m al este del despoblado.

Imagen de Santa Eulalia. Foto Luis C. Pastor
Imagen de Santa Eulalia. Foto Luis C. Pastor

Alberto Arribas con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor

(1) MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo (1983): Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura castellana. Editora Nacional, Madrid.

(2) DÍEZ SANZ, Enrique y GALÁN TENDERO, Víctor M. (2012): Historia de los despoblados de la Castilla Oriental. Tierra de Soria siglos XII a XIX. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, colección Temas Sorianos nº 56, página 52 y 298.

(3) Descendiente de Bertrand Duguesclin a través de la rama bastarda que dejó en la ciudad, este caballero ocupaba el oficio de Fiel de la Tierra y regidor de Soria, así como los de alcaide de Ronda y de Peñalcázar.

(4) JIMENO, Esther (1958): La Población de Soria y su término en 1270. Boletín de la Real Academia de la Historia nº 152. Ed. Martínez, Madrid.

(5) DIAGO HERNANDO, Máximo (1991): “Los términos despoblados en las Comunidades de Villa y Tierra del Sistema Ibérico castellano a finales de la Edad Media”. Revista Hispania LI/ 2, 178, nota al pie de la página 486.

(6) Es cierto que los más cercanos deben ser estos dos, pero también que en un radio de poco más de cinco kilómetros alrededor puede haber hasta una decena, casi todos ilocalizados y mal documentados, pero es que si abrimos ligeramente esa circunferencia, el número de despoblados documentados, de tradición oral o de existencia dudosa, se eleva de forma importante pues probablemente sea esta zona la de mayor concentración de despoblados de la provincia de Soria.

(7) ESTEBAN JÁUREGUI, José Ignacio: Despoblados y términos derraigados de la Tierra de Soria. El término de Avilliella Avilliella – Avylilla – Vililla – Lavililla – La Velilla, artículo en http://soria-goig.com/historia/HistSoria%20Archivada/desp_Avililla.htm consultado el 24/10/2021.

(8) ÁLVAREZ GARCÍA, Carlos (1993): “Despoblados medievales en la provincia de Soria: sus vías de comunicación”. Caminería hispánica, T.I, pag.148.

(9) CARRACEDO ARROYO, Eleuterio (1996):Toponimia de la Tierra de Soria. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección Temas sorianos nº 32. Imprenta Provincial de Soria, Soria.

(10) Entrada de autor no conocido en el blog https://historiadecovaleda.wordpress.com/2013/12/11/las-gentes-de-covaleda-en-la-repoblacion-de-avila/ donde aproximadamente fechan esa repoblación “entre 1087 y 1090, prolongándose hasta 1114”.

(11) MONSALVO ANTÓN, José María (2017): El imaginario de la repoblación de Ávila: La Crónica de la Población, el Epílogo y la Segunda Leyenda, en ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES 47/1, enero-junio de 2017, pp. 177-210.

(12) SAÉZ RIDRUEJO, C. (1988): «La ermita de Santa Eulalia en Villabuena (Soria)”. Revista Celtiberia, pp.127-132.

(13) RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, José Manuel (2002): Santa Eulalia, ficha correspondiente a Villabuena en la Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Vol. III, Aguilar de Campoo, pp. 1.222-1.224.

(14) INCAUSA MOROS, José María, GARCÍA LÓPEZ, Teresa y PASTOR LASO, Luis C (2021): Ruinas de Santa Eulalia, una puerta con historia, artículo publicado en El Día de Soria 21/05/2021, y en https://www.eldiasoria.es/Noticia/Z39F7651E-AAD5-1807-FF38947ED51349A4/202105/Ruinas-de-Santa-Eulalia-una-puerta-con-historia