Algondrón, Granja, Casas de

Antigua granja y despoblado ubicado en el valle del mismo nombre, que fue propiedad de los monjes de Santa María de Huerta. Forma parte de la red de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) “Sierra del Solorio”.

Algondrón
Casa (feb. 2017). Foto Julián Ocón Alcoceba

Fecha de despoblación: Desconocida

Localidad: Santa María de Huerta

Estado actual: Despoblado

Término municipal: Santa María de Huerta

Descripción

Antigua granja y despoblado ubicado en el valle del mismo nombre que fue propiedad de los monjes de Santa María de Huerta. Aparece ubicado entre Judes e Iruecha, muy cerca de los límites con Zaragoza y Guadalajara, al sur de la vía del AVE, en medio de un bello barranco creado por las aguas de un pequeño arroyo llamado Otero, que erosionó un macizo montañoso hasta crear dos cumbres en el profundo corazón de la Sierra del Solorio, cuyo sabinar por sí solo ya merece una visita hasta esta zona tan alejada de la provincia de Soria.

Forma parte de la red de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) “Sierra del Solorio” por la notable biodiversidad de la fauna y flora silvestres, y especialmente destaca por ser una zona de gran interés para la observación de aves, algo que se ofrece desde la página oficial de turismo de la Junta de Castilla y León: https://www.turismocastillayleon.com/es/rural-naturaleza/turismo-observacion-naturaleza/barranco-algondron-679a

Según el testimonio del investigador Alberto Manrique referido a algún momento próximo a 1993, por aquel entonces en Algondrón quedaban dos casas, algunos edificios arruinados y una gran cueva empleada antaño para guardar el rebaño. Él recogió testimonios que le contaron, como que el edificio más noble fue el habitado por los frailes de Huerta y que llegó a tener capilla.

41.13742840022252, -2.1289006152678036

 

Datum: ETRS89 Huso UTM: 30
Latitud: 41,1370132512 Coord. X: 573 131,16
Longitud: -2,1286396979 Coord. Y: 4 554 332,86

 

El acceso recomendado es a pie desde Iruecha, población de la que le separan unos cinco kilómetros de caminos fáciles pero serpenteantes y en pendiente, por donde surgen varios cruces que nos pueden confundir. Por eso, además de seguir las instrucciones, para evitar perderse en mitad de la sierra del Solorio, se recomienda llevar mapa y brújula e ir asegurando la posición en cada cruce. La ruta ha sido señalizada en castellano e inglés con carteles que indican el camino a los turistas interesados en las aves, pero si se va a confiar en esta opción conviene preguntar antes en Iruecha por si alguien los hubiera retirado,

Respecto a sus accesos, hay varias posibilidades:

  • Una primera opción es la que propuso Alberto Manrique Romero (1) que discurre entre sabinas y campos de labor: saliendo de Iruecha (1.253 m de altitud) hacia Santa María de Huerta y nada más pasar por la laguna donde ya se ha colocado un cartel esquemático sobre la ruta de Algondrón, en la siguiente curva sale un camino hacia la izquierda en dirección noroeste. Después de andarlo unos seiscientos setenta y cinco metros hay una bifurcación a la derecha que se debe ignorar y continuar el mismo camino que ya inicia una suave pendiente en dirección noroeste. Vuelven a aparecer otras sendas a izquierda y a derecha que seguimos ignorando, y el camino comienza a descender hasta llegar a unos quinientos metros con una charca denominada Valdequesera de la que sale un camino a la derecha que ignoramos. Seguimos andando y a mil cincuenta metros hay un cruce de caminos. Se toma el central. A mil ciento veinticinco metros del cruce el camino baja y pasa por un corral arruinado que queda a nuestra izquierda. Unos doscientos setenta y cinco metros más adelante se encuentra el Valle y Granja de Algondrón (1.108 m de altitud).
  • Otro es el ofrecido por el colectivo “Turismo Rural de Interior y Ornitología. Castilla y León-España” (2) que la ofrecen como una ruta circular de dificultad media y 10,4 km de longitud, que puede hacerse a pie (3 h,30´) o en bicicleta (unas 2 horas). Puede descargarse en la dirección http://birdwatchinginspain.com/rutometro/04_2.pdf, que además de las indicaciones nos ofrecen una pequeña guía medioambiental de lo que veremos:
    «El paraje de Algondrón es uno de los más característicos de la Sierra del Solorio, situado dentro del LIC de los Sabinares del Jalón. En esta zona, los altos llanos son interrumpidos por un gran número de majadas y barrancos.
    Esta ruta recorre la cabecera del serpenteante cañón del Arroyo del Otero. Partiendo de Iruecha se desciende por la Majada del Descansadero hasta el lecho principal del arroyo. Su curso meandriforme conduce hacia el norte a lo largo de un abierto cañón. Una ancha pista asciende en fuerte pendiente hasta los campos agrícolas, primero salpicados entre el bosque, y después abiertos, en las inmediaciones de Iruecha.
    A lo largo de toda la ruta predomina el sabinar con matorral, en alguna ocasión mezclado con encinar. En primavera son comunes especies de aves como la totovía, el zorzal charlo o el mosquitero papialbo. En invierno llegan otras especies de zorzales, como el zorzal alirrojo y el zorzal real, para alimentarse de las bayas. Al pasar por algunos roquedales, se puede observar buitre leonado, cuervo, gorrión chillón, águila real y, en primavera, alimoche.»
  • Por su magnífica condición como observatorio de aves, es fácil encontrar rutas, mapas y descripciones en diversas páginas de turismo de la naturaleza como las de los Ayuntamientos de Iruecha (3) y de Santa María de Huerta (4).
  • Aunque sin duda, la primera y más antigua referencia en una página web (y la más recomendable según muchos senderistas) es la que publicó Santiago Álvarez (5) en la veterana página web soria-goig.com, saliendo a pie desde Judes y caminado como hora y media:
    «Proponemos una ruta, poco conocida que nos permitirá adentrarnos en el mayor Sabinar Albar de Europa. El camino durante todo el recorrido está dominado por el «Moto l’Otero» (1292 msm). Se debe llegar en coche hasta Judes, en las eras del Barrio Bajo se estacionaran los vehículos. Recomendamos al viajero que antes de iniciar el camino se calce bien y eche merienda en la mochila.
    1.- Deberá descenderse una pronunciada pendiente llamada «Cuesta del Sabucar» que nos conducirá hasta el manantial del «Sabucar» (La palabra Sabucar deriva del Latín <SAMBUCUS>, significa paraje poblado de saúcos). En él observaremos antiguos colmenares y centenarias nogueras.
    2.- Dirigiremos de nuevo nuestras miras hacia el este, se verá una inmensa cañada (Cañada de la Nava) que nos marcará el camino a seguir, no dejaremos el camino marcodo en color rojo, puesto que a unos 1500 metros un camino se bifurca hacia el sur, tomándolo accederiamos a un paraje denominado “El Hoyo Nebroso” (*La palabra Nebroso procede de Enebroso por disimilación, se trata de un paraje dominado por una gran dolina, la mayor de toda la Sierra del Solorio, está gran cavidad en el pasado se rellenó con arcillas rojas, como indica su nombre, en  el paraje que no se ha roturado todavía está ocupado por enebros, Juniperus communis), es de gran belleza pero impediría llegar hasta Algondrón.  
    3.- Continuaremos el camino, entre tierras de labranza, hasta llegar al punto que hemos denominado 3, el paso durante este tramo es fácil y cómodo, en algún momento deberá dejarse el camino por encontrarse labrado o lleno de piedras, llegados al punto 3, podremos descansar bajo la mayor sabina de toda la Sierra, es milenaria y se denomina «La Sabina de la Nava».
    4.- Proseguiremos el camino en la misma dirección, a 1,5 Km. de la cumbre, encontraremos un ramal del camino en dirección norte, conviene estar atento ya que varios caminos antiguos se cruzan en esta zona, nos interesa tomar una pista en bastante buen estado que se dirige hacia el norte. En este punto del viaje, el “Moto l’Otero” preside el camino, se trata de una de las cumbres más altas de la zona, en su cuspide se encuentra un vértice geodésico, considerado como de primer orden en la red de triangulaciones nacional.  
    5.- Una vez hayamos tomado la pista que nos conducira hasta el punto 5 de la ruta, observaremos que a nuestra derecha, cerca de los corrales de la Peña del Carrascal, se divisan los restos de la denominada “Yesera”, un paraje de Judes en el que hasta los años 60 una familia se dedicaba a cocer la piedra calcarea de la zona y molerla en un molino para elaborar el yeso que se demandaba.
    Merece la pena observar el paisaje que la vista nos alcanza. El viajero tendrá una panorámica dificil de imaginar en este extremo del sur de Soria: Al fondo el Moncayo y a su izquierda la Sierra Cebollera y los Picos de Urbión, hacia el oeste el Monte Vicora ya en Aragón.  
    6.- Llegados al punto 5, deberemos dejar la pista y adentrarnos, hacia el este, monte a través, conviene comprobar que a unos 200 metros hacia el este empieza un valle (ver mapa entre los puntos 5 y 6). Cuando se inicie el descenso de este valle conviene llevar cuidado con la gran cantidad de aliagas que surcan el camino. Se trata de un valle con terrazas que antiguamente se destinaron a la producción de cereales. A los lados veremos antiguos colmenares abandonados en los que las abejas siguen trabajando como si la despoblación no fuese con ellas.
    7.- Llegados al punto 6 deberemos nuevamente cambiar de dirección hacia el norte, seguiremos el camino a través de grandes sabinas albares, lentamente iremos descendiendo hasta que por fin a los lejos divisaremos el caserio, bajo la sombra de una gran Rocha.
    Apenas 50 metros después del caserío, nace un arroyo que suministra agua a los lavaderos del lugar, el curso se pierde valle abajo no sin antes regar prados sembrados de ciruelos, ceremeños, cerezos, álamos y grandes nogueras.
    Por encima del caserío junto a las rocas que sobre el se alzan encontraremos una cueva en la que en el pasado se cerró ganado y que posiblemente diera nombre al lugar.
    Características de la ruta:
    Tiempo: 1:30 minutos, llevar agua, merienda y buen calzado».

Respecto a su historia, los datos son escasos, por lo que nos fijaremos en el propio topónimo para presuponer un más que posible pasado musulmán. Miguel Asín Palacios (6) recoge el topónimo árabe Algodor y que podría traducirse por «los estanques», y nuestro Algondrón podría tener este origen pues ésta fue hasta hace pocos años tierra de regadío. Sin embargo el propio Miguel Asín Palacios (o. c. página 145) lo recoge en el listado de topónimos de probable origen árabe que no pudo descifrar. Los autores del Diccionario del habla de Judes (7) recogen las tesis de Asín Palacios pero se inclinan a pensar que procede de “algar”, con el significado de cueva, y confirman que a menos de treinta metros del caserío existe una cueva que antaño se empleó para guardar el ganado, y como dice Santiago Álvarez en su artículo, una cueva grande sería “Algondrón”.

El análisis del topónimo no ha resultado revelador pero ese posible origen musulmán puede suponerse con fundamento sabiendo que toda esta zona de la cuenca del Jalón estuvo bajo esa influencia incluso después (8) de que pasara a manos cristianas.

Aquella probable alquería musulmana acabó siendo propiedad de los Finojosa, una noble familia del siglo XII que se caracterizó por las abundantes donaciones que hizo a los frailes de Huerta, entre ellas esta propiedad de Algondrón con la dehesa de Alcardenche, que se mantuvo en propiedad del monasterio hasta la desamortización de Mendizábal. Al parecer y por testimonios orales recogidos por Alberto Manrique entre los vecinos de la zona, los monjes emplearon Algondrón como lugar de descanso y retiro espiritual.

Gonzalo Martínez Díez (9) no comparte un posible origen musulmán y lo incluye entre los despoblados de origen cristiano que pertenecieron a la jurisdicción administrativa de la Comunidad de Villa y Tierra de Medinaceli. Este autor lo documenta en 1353 y lo localiza en término de Iruecha, cuatro mil metros al noroeste.

También y como «yruecha e algondron», lugar con iglesia incluido dentro del arciprestazgo de Medinaceli, lo documenta fr. Toribio Minguella y Arnedo (10) en la relación de iglesias que había en la diócesis de Sigüenza en 1353. 

Juan Luis Pérez Arribas (11) cree que estaría ya despoblado en 1488 pues aunque figura el nombre del lugar lo hace en el documento censal, sin expresar número de vecinos. Sin embargo Algondrón sería una interesante propiedad de los monjes cistercienses de Santa María de Huerta y no estaría mucho tiempo inactivo pues sabemos que hacia 1605-1608 el monje y escritor fray Lorenzo de Zamora (12), ejerciendo sus funciones como XXXIIIº abad del monasterio, mandó construir la casa de Algondrón.

Pascual Madoz (13) lo localiza a tres leguas y media de Santa María de Huerta en un barranco entre dos elevadas montañas, y Manuel Blasco Jiménez (14) recoge sobre este lugar que a él acudían las mujeres de Iruecha para lavar la ropa, ofreciendo la indicación de que para recorrer este camino empleaban unas dos horas.

En 1835 la situación económica de España era mala, como casi siempre, pero con la diferencia de que estaba entonces al frente del gobierno el político liberal y progresista Álvarez Mendizábal, que recurrió a las desamortizaciones de bienes eclesiásticos para poder obtener recursos con los que financiar sus objetivos políticos, entre ellos zanjar el asunto de la primera guerra carlista que en aquel año convirtió la provincia de Soria en un sangriento campo de batalla. Entre otros muchos bienes desamortizados por todo el país y un inmenso patrimonio perdido, al cabo de unos años la Granja y casa de Algondrón dejó de pertenecer a los frailes de Santa María de Huerta y acabó al final en manos de unos vecinos de Iruecha cuyos descendientes siguen ostentando su propiedad.

En la documentación confeccionada en 1843 con objeto de valorar las propiedades a incautar tras la desamortización de Mendizábal, se recoge que la granja de Algondrón estaba compuesta por tierras de secano, regadío, huertos, cobertizos, horno, pajar y el caserón, que disponía de habitación para el monje que asistía y oratorio. El conjunto fue tasado por ciento sesenta mil quinientos cuarenta y cuatro reales, y fue vendido al año siguiente a un madrileño. 

Sin embargo parece que esta compra fue temporal y que durante algún tiempo volvió a manos de los frailes. Emilio Ruiz (15) recuerda que «a pesar de las dificultades y del empujoncito de Madoz, los monjes de Huerta se las arreglaron para volver a Algondrón. Allí, en su Casa, hicieron un pequeño oratorio. Pero sus almas, aquejadas por la soledad, sin más halagos que los provenientes de la naturaleza, terminaron, afortunadamente para ellos, por sucumbir ante la realidad que les oprimía y abandonaron el lugar para siempre».

Según la relación de municipios y lugares de la provincia de Soria y población de 1858, recogida por Carmelo Romero Salvador, Carmelo García Encabo y Margarita Caballero Domínguez (16) se trata de una población con rango de “granja” del término municipal de Santa María de Huerta, teniendo entonces seis habitantes.

Pocos años después, en 1865, el censo de electores del distrito electoral de Soria, partido judicial de Medinaceli, término de Santa María de Huerta (BOPSo nº 131 10/11/1865 página 26), únicamente recoge en Algondrón un vecino con derecho a voto, un labrador llamado Mateo Alonso Mateo.

A finales del siglo XX el lugar es propiedad de unos vecinos de Iruecha.

Arquitectura

Las cifras de población disponibles siempre indican que en Algondrón apenas ha habido un puñado de vecinos, y su situación de aislamiento en el fondo de un barranco será muy bucólica y tranquila, pero no parece haber convertido el lugar en un núcleo de población importante, lo que nos lleva a pensar en que nunca haya habido muchos más edificios que ahora. Es cierto que aún son visibles algunas ruinas en su parte sur, pero a falta de análisis más detallados, parecen corresponder más a pequeños corrales que a antiguas viviendas. También hay cerca algunos terrenos cultivados que pueden haber borrado restos de otros edificios, pero no parece probable.

Hacia 2018 y sin que parezca que la situación haya cambiado mucho, lo más destacado del despoblado es la llamada “Casa de Algondrón”, más bien un caserón de dos plantas con tejado de teja árabe a cuatro aguas, construido en una pendiente con mampostería y sillarejo de piedra caliza y dinteles o cargaderos de madera de sabina, que debió ser el lugar destinado a uso residencial. Lleva a su lado unos corrales y otro edificio destinado a guardar el ganado pero en mal estado. En las inmediaciones hay un lavadero que hace unos años se encontraba medio abandonado y descubierto pero que ha sido restaurado recientemente, consolidando sus muros y protegiéndolo con un tejado a dos aguas. Hay también alguna otra construcción para usos agropecuarios, ruinas antiguas y unos interesantes colmenares.

Algondrón
Lavadero (marzo 2017). Foto Julián Ocón Alcoceba

Por detrás del caserón se aprecian unas formaciones rocosas entre las que crecen sabinas, donde hay cuevas y simas de interés espeleológico. Al sur, una parcela ha sido vallada y plantada de lo que parecen encinas micorrizadas.

Algondrón
Casa (feb. 2017). Foto Julián Ocón Alcoceba

Santiago Álvarez recoge una tasación realizada en la desamortización de 1843, que describe el edificio como era y que presumiblemente no habrá cambiado mucho en los casi dos siglos que han pasado:

«Las dos casas se hallan unidas, tienen un la línea de oriente a poniente 199 pies con 39 de fondo, dividida en dos renteros y habitación para el monje que asistía, la mitad con cuarto principal y cámara, ésta consta de portal, oratorio, cocina, dos cuartos y cuadra. El cuarto principal o habitación del religioso, sala con dos alcobas, otra pequeña con cuarto de estudio y dormitorio, cocina, todo con bovedillas, desván o cámara.

La otra casa situada en la parte de oriente consta de portal, cocina, dos cuartos y cuadra. Contiguo el cobertizo de 30 pies de largo por 15 de ancho, alto 9 pies.

Horno de 15 pies de largo por 15 de ancho.

Pajar recién construido nuevo, retirado de las casas por habérselo llevado el viejo el agua de un nublado, consta de 51 pies. >> »

Algondrón
Colmenar (feb. 2017). Foto Julián Ocón Alcoceba

Alberto Arribas, con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor.

(1) MANRIQUE ROMERO, Alberto (1999): Guía para descubrir el Alto Jalón. Ámbito Ediciones, Valladolid, página 151.

(2) http://www.birdwatchinginspain.com/index.php/es/rutas/comarcales/4315-barranco-de-algondron (visto el 28/01/2021).

(3) http://www.iruecha.com/algondron/ 

(4) http://www.santamariadehuerta.es/manantial-de-algondron 

(5) ÁLVAREZ, Santiago: A pie por Soria. El Caserío de Algondrón, publicado hacia 2014 http://soria-goig.com/Rutas/pag_0447.htm 

(6) ASÍN PALACIOS, Miguel (1944): Contribución a la toponimia árabe de España. CSIC, Madrid, 2ª edición, páginas 30 y 62.

(7) Diccionario del habla de Judes, http://orbita.starmedia.com/judes/Vocabulario.html, consultado en julio 2017.

 (8) Conviene recordar que en 1495 el escritor Münzer viajó por estas tierras y relata una boda en Arcos de Medinaceli en la que población era muy sana, no bebían más que agua, vivían muy sobriamente y todos eran sarracenos menos el alcalde.

(9) MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo (1983): Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura castellana. Editora Nacional, Madrid, página 226.

(10) MINGUELLA Y ARNEDO, Fray Toribio (1910): Desde principios del siglo XIV hasta comienzos del siglo XVII. Volumen II. Madrid, Imprenta de la «Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos», página 328.

(11) PÉREZ ARRIBAS, Juan Luis (Otoño 2009): Población de la Tierra de Medinaceli según el Censo de 1488, ordenado hacer por el I Duque de Medinaceli, don Luis de la Cerda. Revista de Soria nº 66 IIª época, página 78.

(12) LÓPEZ LÓPEZ, Raúl (2008): Lorenzo de Zamora, documentos para una biografía, artículo de ese autor en la publicación El Humanismo español entre el viejo mundo y el nuevo, obra coordinada por J. María Nieto Ibáñez, Raúl Manchón Gómez, ISBN 978-84-9773-435-6, págs. 161-174, Universidad de León, Secretariado de Publicaciones https://buleria.unileon.es/handle/10612/3717

(13) MADOZ, Pascual (1846-50): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito ediciones SA y Diputación de Soria, 1993. Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid.

(14) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1909): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. IIª edición, Soria. Ed. Tipografía de Pascual P. Rioja.

(15) RUIZ, Emilio (1999): La Casa de Algondrón en Camino de la memoria. Soria, página 31.

(16) ROMERO SALVADOR, Carmelo, GARCÍA ENCABO, Carmelo y CABALLERO DOMÍNGUEZ, Margarita (1985): La provincia de Soria entre la reacción y la revolución (1833-1843). Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, colección Temas Sorianos nº 10, Soria, páginas 215 a 232.