Antigua granja y despoblado ubicado en el valle del mismo nombre, que fue propiedad de los monjes de Santa María de Huerta. Forma parte de la red de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) “Sierra del Solorio”.
Antigua granja y despoblado ubicado en el valle del mismo nombre que fue propiedad de los monjes de Santa María de Huerta. Aparece ubicado entre Judes e Iruecha, muy cerca de los límites con Zaragoza y Guadalajara, al sur de la vía del AVE, en medio de un bello barranco creado por las aguas de un pequeño arroyo llamado Otero, que erosionó un macizo montañoso hasta crear dos cumbres en el profundo corazón de la Sierra del Solorio, cuyo sabinar por sí solo ya merece una visita hasta esta zona tan alejada de la provincia de Soria.
Forma parte de la red de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) “Sierra del Solorio” por la notable biodiversidad de la fauna y flora silvestres, y especialmente destaca por ser una zona de gran interés para la observación de aves, algo que se ofrece desde la página oficial de turismo de la Junta de Castilla y León: https://www.turismocastillayleon.com/es/rural-naturaleza/turismo-observacion-naturaleza/barranco-algondron-679a
Según el testimonio del investigador Alberto Manrique referido a algún momento próximo a 1993, por aquel entonces en Algondrón quedaban dos casas, algunos edificios arruinados y una gran cueva empleada antaño para guardar el rebaño. Él recogió testimonios que le contaron, como que el edificio más noble fue el habitado por los frailes de Huerta y que llegó a tener capilla.
41.13742840022252, -2.1289006152678036
Datum: | ETRS89 | Huso UTM: | 30 |
Latitud: | 41,1370132512 | Coord. X: | 573 131,16 |
Longitud: | -2,1286396979 | Coord. Y: | 4 554 332,86 |
El acceso recomendado es a pie desde Iruecha, población de la que le separan unos cinco kilómetros de caminos fáciles pero serpenteantes y en pendiente, por donde surgen varios cruces que nos pueden confundir. Por eso, además de seguir las instrucciones, para evitar perderse en mitad de la sierra del Solorio, se recomienda llevar mapa y brújula e ir asegurando la posición en cada cruce. La ruta ha sido señalizada en castellano e inglés con carteles que indican el camino a los turistas interesados en las aves, pero si se va a confiar en esta opción conviene preguntar antes en Iruecha por si alguien los hubiera retirado,
Respecto a sus accesos, hay varias posibilidades:
Respecto a su historia, los datos son escasos, por lo que nos fijaremos en el propio topónimo para presuponer un más que posible pasado musulmán. Miguel Asín Palacios (6) recoge el topónimo árabe Algodor y que podría traducirse por «los estanques», y nuestro Algondrón podría tener este origen pues ésta fue hasta hace pocos años tierra de regadío. Sin embargo el propio Miguel Asín Palacios (o. c. página 145) lo recoge en el listado de topónimos de probable origen árabe que no pudo descifrar. Los autores del Diccionario del habla de Judes (7) recogen las tesis de Asín Palacios pero se inclinan a pensar que procede de “algar”, con el significado de cueva, y confirman que a menos de treinta metros del caserío existe una cueva que antaño se empleó para guardar el ganado, y como dice Santiago Álvarez en su artículo, una cueva grande sería “Algondrón”.
El análisis del topónimo no ha resultado revelador pero ese posible origen musulmán puede suponerse con fundamento sabiendo que toda esta zona de la cuenca del Jalón estuvo bajo esa influencia incluso después (8) de que pasara a manos cristianas.
Aquella probable alquería musulmana acabó siendo propiedad de los Finojosa, una noble familia del siglo XII que se caracterizó por las abundantes donaciones que hizo a los frailes de Huerta, entre ellas esta propiedad de Algondrón con la dehesa de Alcardenche, que se mantuvo en propiedad del monasterio hasta la desamortización de Mendizábal. Al parecer y por testimonios orales recogidos por Alberto Manrique entre los vecinos de la zona, los monjes emplearon Algondrón como lugar de descanso y retiro espiritual.
Gonzalo Martínez Díez (9) no comparte un posible origen musulmán y lo incluye entre los despoblados de origen cristiano que pertenecieron a la jurisdicción administrativa de la Comunidad de Villa y Tierra de Medinaceli. Este autor lo documenta en 1353 y lo localiza en término de Iruecha, cuatro mil metros al noroeste.
También y como «yruecha e algondron», lugar con iglesia incluido dentro del arciprestazgo de Medinaceli, lo documenta fr. Toribio Minguella y Arnedo (10) en la relación de iglesias que había en la diócesis de Sigüenza en 1353.
Juan Luis Pérez Arribas (11) cree que estaría ya despoblado en 1488 pues aunque figura el nombre del lugar lo hace en el documento censal, sin expresar número de vecinos. Sin embargo Algondrón sería una interesante propiedad de los monjes cistercienses de Santa María de Huerta y no estaría mucho tiempo inactivo pues sabemos que hacia 1605-1608 el monje y escritor fray Lorenzo de Zamora (12), ejerciendo sus funciones como XXXIIIº abad del monasterio, mandó construir la casa de Algondrón.
Pascual Madoz (13) lo localiza a tres leguas y media de Santa María de Huerta en un barranco entre dos elevadas montañas, y Manuel Blasco Jiménez (14) recoge sobre este lugar que a él acudían las mujeres de Iruecha para lavar la ropa, ofreciendo la indicación de que para recorrer este camino empleaban unas dos horas.
En 1835 la situación económica de España era mala, como casi siempre, pero con la diferencia de que estaba entonces al frente del gobierno el político liberal y progresista Álvarez Mendizábal, que recurrió a las desamortizaciones de bienes eclesiásticos para poder obtener recursos con los que financiar sus objetivos políticos, entre ellos zanjar el asunto de la primera guerra carlista que en aquel año convirtió la provincia de Soria en un sangriento campo de batalla. Entre otros muchos bienes desamortizados por todo el país y un inmenso patrimonio perdido, al cabo de unos años la Granja y casa de Algondrón dejó de pertenecer a los frailes de Santa María de Huerta y acabó al final en manos de unos vecinos de Iruecha cuyos descendientes siguen ostentando su propiedad.
En la documentación confeccionada en 1843 con objeto de valorar las propiedades a incautar tras la desamortización de Mendizábal, se recoge que la granja de Algondrón estaba compuesta por tierras de secano, regadío, huertos, cobertizos, horno, pajar y el caserón, que disponía de habitación para el monje que asistía y oratorio. El conjunto fue tasado por ciento sesenta mil quinientos cuarenta y cuatro reales, y fue vendido al año siguiente a un madrileño.
Sin embargo parece que esta compra fue temporal y que durante algún tiempo volvió a manos de los frailes. Emilio Ruiz (15) recuerda que «a pesar de las dificultades y del empujoncito de Madoz, los monjes de Huerta se las arreglaron para volver a Algondrón. Allí, en su Casa, hicieron un pequeño oratorio. Pero sus almas, aquejadas por la soledad, sin más halagos que los provenientes de la naturaleza, terminaron, afortunadamente para ellos, por sucumbir ante la realidad que les oprimía y abandonaron el lugar para siempre».
Según la relación de municipios y lugares de la provincia de Soria y población de 1858, recogida por Carmelo Romero Salvador, Carmelo García Encabo y Margarita Caballero Domínguez (16) se trata de una población con rango de “granja” del término municipal de Santa María de Huerta, teniendo entonces seis habitantes.
Pocos años después, en 1865, el censo de electores del distrito electoral de Soria, partido judicial de Medinaceli, término de Santa María de Huerta (BOPSo nº 131 10/11/1865 página 26), únicamente recoge en Algondrón un vecino con derecho a voto, un labrador llamado Mateo Alonso Mateo.
A finales del siglo XX el lugar es propiedad de unos vecinos de Iruecha.
Las cifras de población disponibles siempre indican que en Algondrón apenas ha habido un puñado de vecinos, y su situación de aislamiento en el fondo de un barranco será muy bucólica y tranquila, pero no parece haber convertido el lugar en un núcleo de población importante, lo que nos lleva a pensar en que nunca haya habido muchos más edificios que ahora. Es cierto que aún son visibles algunas ruinas en su parte sur, pero a falta de análisis más detallados, parecen corresponder más a pequeños corrales que a antiguas viviendas. También hay cerca algunos terrenos cultivados que pueden haber borrado restos de otros edificios, pero no parece probable.
Hacia 2018 y sin que parezca que la situación haya cambiado mucho, lo más destacado del despoblado es la llamada “Casa de Algondrón”, más bien un caserón de dos plantas con tejado de teja árabe a cuatro aguas, construido en una pendiente con mampostería y sillarejo de piedra caliza y dinteles o cargaderos de madera de sabina, que debió ser el lugar destinado a uso residencial. Lleva a su lado unos corrales y otro edificio destinado a guardar el ganado pero en mal estado. En las inmediaciones hay un lavadero que hace unos años se encontraba medio abandonado y descubierto pero que ha sido restaurado recientemente, consolidando sus muros y protegiéndolo con un tejado a dos aguas. Hay también alguna otra construcción para usos agropecuarios, ruinas antiguas y unos interesantes colmenares.
Por detrás del caserón se aprecian unas formaciones rocosas entre las que crecen sabinas, donde hay cuevas y simas de interés espeleológico. Al sur, una parcela ha sido vallada y plantada de lo que parecen encinas micorrizadas.
Santiago Álvarez recoge una tasación realizada en la desamortización de 1843, que describe el edificio como era y que presumiblemente no habrá cambiado mucho en los casi dos siglos que han pasado:
«Las dos casas se hallan unidas, tienen un la línea de oriente a poniente 199 pies con 39 de fondo, dividida en dos renteros y habitación para el monje que asistía, la mitad con cuarto principal y cámara, ésta consta de portal, oratorio, cocina, dos cuartos y cuadra. El cuarto principal o habitación del religioso, sala con dos alcobas, otra pequeña con cuarto de estudio y dormitorio, cocina, todo con bovedillas, desván o cámara.
La otra casa situada en la parte de oriente consta de portal, cocina, dos cuartos y cuadra. Contiguo el cobertizo de 30 pies de largo por 15 de ancho, alto 9 pies.
Horno de 15 pies de largo por 15 de ancho.
Pajar recién construido nuevo, retirado de las casas por habérselo llevado el viejo el agua de un nublado, consta de 51 pies. >> »
Alberto Arribas, con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor.
(1) MANRIQUE ROMERO, Alberto (1999): Guía para descubrir el Alto Jalón. Ámbito Ediciones, Valladolid, página 151.
(2) http://www.birdwatchinginspain.com/index.php/es/rutas/comarcales/4315-barranco-de-algondron (visto el 28/01/2021).
(3) http://www.iruecha.com/algondron/
(4) http://www.santamariadehuerta.es/manantial-de-algondron
(5) ÁLVAREZ, Santiago: A pie por Soria. El Caserío de Algondrón, publicado hacia 2014 http://soria-goig.com/Rutas/pag_0447.htm
(6) ASÍN PALACIOS, Miguel (1944): Contribución a la toponimia árabe de España. CSIC, Madrid, 2ª edición, páginas 30 y 62.
(7) Diccionario del habla de Judes, http://orbita.starmedia.com/judes/Vocabulario.html, consultado en julio 2017.
(8) Conviene recordar que en 1495 el escritor Münzer viajó por estas tierras y relata una boda en Arcos de Medinaceli en la que población era muy sana, no bebían más que agua, vivían muy sobriamente y todos eran sarracenos menos el alcalde.
(9) MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo (1983): Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura castellana. Editora Nacional, Madrid, página 226.
(10) MINGUELLA Y ARNEDO, Fray Toribio (1910): Desde principios del siglo XIV hasta comienzos del siglo XVII. Volumen II. Madrid, Imprenta de la «Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos», página 328.
(11) PÉREZ ARRIBAS, Juan Luis (Otoño 2009): Población de la Tierra de Medinaceli según el Censo de 1488, ordenado hacer por el I Duque de Medinaceli, don Luis de la Cerda. Revista de Soria nº 66 IIª época, página 78.
(12) LÓPEZ LÓPEZ, Raúl (2008): Lorenzo de Zamora, documentos para una biografía, artículo de ese autor en la publicación El Humanismo español entre el viejo mundo y el nuevo, obra coordinada por J. María Nieto Ibáñez, Raúl Manchón Gómez, ISBN 978-84-9773-435-6, págs. 161-174, Universidad de León, Secretariado de Publicaciones https://buleria.unileon.es/handle/10612/3717
(13) MADOZ, Pascual (1846-50): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito ediciones SA y Diputación de Soria, 1993. Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid.
(14) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1909): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. IIª edición, Soria. Ed. Tipografía de Pascual P. Rioja.
(15) RUIZ, Emilio (1999): La Casa de Algondrón en Camino de la memoria. Soria, página 31.
(16) ROMERO SALVADOR, Carmelo, GARCÍA ENCABO, Carmelo y CABALLERO DOMÍNGUEZ, Margarita (1985): La provincia de Soria entre la reacción y la revolución (1833-1843). Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, colección Temas Sorianos nº 10, Soria, páginas 215 a 232.
Asociación de Amigos del Museo Numantino