Eleuterio Carracedo Arroyo (2) afirma que el topónimo, que significa piedra plana y de poco grueso, ha sido considerado de origen prerromano aunque no descarta la posibilidad de que sea un antiguo préstamo de origen italiano que habrían traído de aquella zona los constructores de iglesias, siendo allí un derivado de Lastricare (pavimentar).

Prácticamente en el mismo emplazamiento del despoblado, María Jesús Borobio Soto (3) recoge el yacimiento de El Tejar en el que se han encontrado escasos fragmentos cerámicos pero que demuestran la existencia de una villa romana de los siglos II-III d. de C.

La escasez documental sobre este despoblado y la coincidencia de emplazamiento con el yacimiento arqueológico de época romana nos hace valorar si en realidad el despoblado ha existido o si la tradición oral esgrimida por Martínez Díez como una única prueba, confundió los restos de una villa romana con los de un poblado más moderno.

La única referencia sobre un posible asentamiento posterior a la época romana la ofrecen Enrique Díez Sanz y Víctor M. Galán Tendero (4) quienes lo consideran un término de realengo de la Ciudad y Tierra incluido en el Sexmo de Arciel.

Estos investigadores también lo califican como despoblado, pero extrañamente no aparece recogido en ningún censo, y solo dicen de él que fue un heredamiento establecido por algún miembro de la nobleza soriana, concretamente por el regidor de Soria Gonzalo de Miranda que lo explotaba en el primer tercio del s. XVIII.

La existencia de la citada balsa de carácter estacional que en época de lluvias todavía brota, ha podido ser suficiente motivo de interés para un establecimiento humano que, creemos, nunca ha podido ser importante. Igual que Borobio Soto estimó que la villa romana de época altoimperial y tardorromana no fue más que una sencilla villae rústica, nos parece que las majadas construídas en época moderna no fueron más que unos corrales para el ganado sin edificios de carácter residencial para los pastores y que, caso que los hubiese, serían de carácter muy sencillo y sin llegar a tener una cohesión o sentido individual de población.