Valdemora

Despoblado de Escobosa de Almazán. En Escobosa se refieren al despoblado como La Granja, a secas, pero para diferenciarla de otros muchas que hay en la provincia la denominamos la Granja de Valdemora.

Valdemora
Ermita (marzo 2021). Foto Maribel Zapatero

Fecha de despoblación: Desconocida

Localidad: Escobosa de Almazán

Estado actual: Despoblado

Término municipal: Escobosa de Almazán

Descripción

Despoblado de Escobosa de Almazán. En Escobosa se refieren al despoblado como La Granja, a secas, pero para diferenciarla de otros muchas que hay en la provincia la denominamos la Granja de Valdemora. 

En el lugar se observan diversos edificios en ruinas o reconvertidos en majadas; entre todos destacan los estilizados restos de una iglesia gótica arruinada pero que aún se yergue esbelta y desafiante.

Se localiza en la coordenadas 41°29’13.8″N 2°23’24.3″W, sobre un cerrete de 1.090 metros de altitud y a 1.300 metros al oeste de Escobosa, en el lugar en el que se observan diversos edificios en ruinas o reconvertidos en majadas; entre todos destacan los estilizados restos de una iglesia gótica arruinada pero que aún se yergue esbelta y desafiante. 

Puede accederse a este despoblado saliendo de Escobosa tanto por el norte como por el sur por la SO-P-3106. A priori, parece que el acceso más corto y fácil puede ser el del sur, un camino que sale a la altura del km 18 de esa carretera al oeste, paralelo a un arroyo, y que no tiene cruce alguno, pero sólo recomendable si se va andando pues en coche es complicado incluso en todoterreno. Para ir en vehículo es mejor el otro acceso al que se llega saliendo del pueblo por el norte. Casi sin haber salido del pueblo a la altura de la carretera a Maján, sale a nuestra izquierda, al oeste, un camino de tierra flanqueado por postes eléctricos. Hay que continuar recto hacia el este, evitando el primer cruce que sale a la derecha; siguiendo hasta recorrer 1.700 metros se llega a un cerrete a nuestra izquierda en cuyo alto está La Granja. 

A priori, el topónimo parece sugerir la descripción de un lugar (un valle) relacionado con una mora, pues en la memoria colectiva esa es una indicación toponímica recurrente que puede indicar desde una posible y remota pertenencia del lugar a una sarracena, hasta el hallazgo de una sepultura, objetos o cualquier objeto antiguo vinculado con el género femenino, y que al no ser identificado más que como algo antiguo, se achacó a la época de los moros, sin importar que realmente fuese celtibérico, romano o medieval, ya que nuestros antepasados acostumbraban a calificar como “romano” o “moro” todo lo antiguo.  

El hecho de que aparezca en género femenino llama la atención. Podría ser que el topónimo indicara una, hoy inexistente, abundancia del fruto silvestre “mora”, aunque en estos casos el uso común, al menos en la actualidad, suele hacer relación, más que al fruto, al arbusto (morera) o al árbol (moral, morera) en el que crecen.  

Otra posibilidad que tampoco puede descartarse sería la que hace derivar el topónimo de la raíz prerromana mor-, y que puede significar majano, montón de piedras, paraje pedregoso, y por extensión montículo o peñasco, una raíz de carácter oronímico que ha dado o podido haber dado topónimos como los despoblados Amortajado, La Morosa, o los pueblos de Morón o Morcuera, a la sierra Morena, La Moraleja… 

El lugar aparece documentado en 1353 como val de mora en una relación de parroquias de la diócesis segontina, arciprestazgo de Almazán, que ofrece fr. Toribio Minguella y Arnedo (1). 

El Censo de pecheros de 1528 recoge la existencia del lugar pero sin ofrecer datos poblacionales, lo que indicaría que sus habitantes no estaban avecindados allí o que directamente les inscribieron en Escobosa. El Catastro de la Ensenada (1752) no recoge una documentación específica, sólo se le cita en el apartado de Escobosa para referenciar los límites geográficos. 

Sebastián Miñano y Bedoya (2) lo cita como poblado por un vecino y cinco habitantes que contaban con parroquia propia aneja a la de Escobosa de Almazán. 

Pascual Madoz (3) no incluye en su estudio una entrada propia para la granja de Valdemora pero sí la menciona en el apartado correspondiente a Escobosa de Almazán informando que tenía entonces cuatro vecinos. 

El anónimo autor del Nomenclátor del obispado de Sigüenza de 1886 (4) lo localizaba a un cuarto de hora de Escobosa. Dice que estaba entonces habitado por dos vecinos que cultivaban la tierra, y sugiere que del templo ya sólo quedaban las paredes, añadiendo el matiz de que había sido parroquia pues antaño la granja fue un pueblo. 

Manuel Blasco, en sus dos ediciones, apenas lo califica como granja y dice que estaba formado por cuatro casas. 

La tradición oral recuerda que se despobló antes de la Guerra Civil, pero no se conoce una fecha más concreta. El Censo de Población de 1933 no incluye una entrada propia pero en el campo correspondiente a Escobosa hay un apartado que abarca los anejos localizados a más de quinientos metros de población de la cabecera, resultando que mientras que en Escobosa residían 164 personas, en ese o esos núcleos no nombrados ni numerados, residían 6 vecinos de hecho, 3 de derecho. 

Como Escobosa perteneció al obispado de Sigüenza hasta 1956, en sus archivos puede haber más datos sobre el abandono del lugar y el destino de los bienes eclesiásticos de su parroquia, la iglesia de Santa Catalina después rebajada a la categoría de ermita. 

Se trata de una todavía imponente iglesia de estilo gótico dispuesta en torno al eje canónico habitual cabecera este – pies oeste, que conserva parte de sus muros de mampostería y sillar que forman arcos torales y ménsulas de donde surgían los nervios de unas bóvedas de crucería que ahora se encuentran en el suelo cubiertas de escombros. Dispuso de una única nave de planta rectangular con torre de dos vanos a los pies que hoy aparecen tapiados, testero plano y una serie de arcos de los que muy poco se conserva. La torre ha perdido parte de la cornisa y casi toda su escalera de acceso, mostrando una grieta longitudinal indicativa de que cualquier día acabará por desmoronarse. El acceso, abierto a mediodía, perdió hace mucho tiempo su portada que sería de mérito pues fue arrancada posiblemente para decorar alguna vivienda de lujo. 

Valdemora
Ermita (marzo 2021). Foto Maribel Zapatero

Ángel Lorenzo Celorrio (5) recoge los comentarios de algunos autores para quienes la fábrica de la arruinada ermita se asienta sobre los cimientos de una antigua atalaya. Este investigador ha estudiado los restos y cree que éstos no permiten confirmar esa sospecha, aunque destaca que su ubicación en lo alto de un cerro mantiene contacto visual con el castillo de Soliedra, por lo que no puede descartarse esa hipótesis.  

Este investigador distingue dos etapas o momentos constructivos distintos que más o menos coinciden con la mitad del edificio, una primera construcción que tendría un tejado a cuatro aguas y conserva restos de los contrafuertes a cuarenta y cinco grados en sus esquinas, salvo la noreste en la que el refuerzo ha desaparecido totalmente. Esta primera construcción tenía su puerta en el lado este y sobre el hueco cegado del antiguo acceso todavía se aprecian las marcas de un posible tejadillo protector a dos aguas. Tiempo después de la obra original se le añadió una segunda nave que derribó totalmente el muro oeste de la primitiva, momento en el que se levantaron las tres paredes más occidentales y la espadaña de dos vanos. Lorenzo Celorrio destaca el detalle de que los nuevos muros norte y sur consiguieron la alineación con los viejos en el interior pero no así en el exterior donde, por un aparente error de cálculo (los contrafuertes de la primitiva ermita dificultaban la perfecta alineación de la fachada), los muros nuevos sobresalen con respecto a los viejos y la alineación se consigue con sendos retranqueos, justo encima de los contrafuertes, para corregir el error.  

Valdemora
Ermita (marzo 2021). Foto Maribel Zapatero

El resto de edificios que perduran en mejor o peor estado serían antiguas viviendas que se transformarían en las actuales majadas que persisten, siendo esa la única utilidad del despoblado en la actualidad. Están construidas en mampostería pero llevan vanos y esquinas de sillería, puertas adinteladas con cargaderos de madera y tejados de dos vertientes de escaso alero, todos cubiertos con teja árabe cocida. 

Valdemora
Restos de construcciones (marzo 2021). Foto Maribel Zapatero

No conocemos leyendas, ni elementos folclóricos ni etnológicos. 

Ante la ausencia de datos históricos sólo podemos aventurar que, como ahora, la base de su economía fuera la agricultura cerealista en los campos que rodean el pueblo, alternada con la ganadería ovina que cada vez lo tiene más complicado, no tanto por la escasez de pastos como por las características de un sector económico vulnerable. 

Alberto Arribas con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor 

(1) MINGUELLA Y ARNEDO, Fray Toribio (1910): Desde principios del siglo XIV hasta comienzos del siglo XVII. Volumen II. Madrid, Imprenta de la «Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos», página 346. 

(2) MIÑANO Y BEDOYA, Sebastián (1826-1829): Diccionario geográfico-estadístico de Soria. 1826-1829. Edición de Silvano Andrés de la Morena, Soria Edita, Soria 2004. 

(3) MADOZ (1850): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito ediciones SA y Diputación de Soria, Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid, 1993. 

(4) ANÓNIMO (1886): Nomenclátor descriptivo, Geográfico y Estadístico del obispado de Sigüenza (Zaragoza, Tip. De Mariano Salas 1886, página 70. 

(5) LORENZO CELORRIO, Ángel (2003): Compendio de los castillos medievales de la provincia de Soria. Edita Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección Temas sorianos nº 44, Soria, página 97.