Villares (de Pinilla), Los

Despoblado del término de Pinilla del Campo.

Ermita de la Virgen de Los Laines. Foto Ángel Lorenzo
Ermita de la Virgen de Los Laines. Foto Ángel Lorenzo

Fecha de despoblación: Desconocida

Localidad: Pinilla del Campo

Estado actual: Despoblado

Término municipal: Pinilla del Campo

Descripción

Despoblado de tradición oral, en el término de Pinilla del Campo, en el lugar donde ahora hay unas fincas de cultivo que han borrado cualquier posible resto constructivo del caserío original salvo el edificio que suponemos fue su parroquia, reconvertida tras su abandono en la ermita de Nuestra Señora de los Laines, advocación que también da nombre al lugar.

El despoblado, de tradición oral, se encuentra como a un kilómetro al nordeste de Pinilla del Campo. Aunque se puede acceder en vehículo se recomienda el desplazamiento a pie desde Pinilla del Campo, pues es un cómodo paseo de poco más de un kilómetro y los caminos de tierra, dependiendo de la climatología, pueden estar en condiciones inadecuadas para cualquier turismo.

Para llegar a la ermita se sale del pueblo en dirección norte por la calle Real hasta encontrar un cruce de caminos. Hay que tomar el que se dirige de frente hacia del nordeste y seguirlo, ignorando el que, por la izquierda, conduce a la fuente y al edificio del antiguo lavadero. Continuando el camino unos 800 metros llegaremos a lo alto de un cerrillo desde donde se ven, a pocos metros, las ruinas de la ermita.

DATUM

  LATITUD                    LONGITUD

ETRS89

41.725545                     -2.078904

ETRS89

41º  43´  34´´  N               04´  44´´  W

UTM 30

   Coord. X                    Coord. Y

  576.610,28                 4.619.714,42

Altitud

  1.047,65 m.

El análisis de la advocación mariana Laines, que también puede verse escrito con otras variantes como Laínes, Laynez, Léinez, Laíniz… resulta compleja, pero todas esas formas pueden derivar del antropónimo Laín, un nombre propio relativamente frecuente en el reino de Navarra durante la Alta Edad Media, que se cree deriva del cognomen latino Flavus o Flavius (de flavus, «amarillo, dorado, rojizo») (1) mediante la adición del sufijo patronímico –inus. Flavinus, evolucionó a -> Flainus -> Flaín -> Laín, que pudo convertirse en el Lainez, hijo de Laín, que acabaría dando nombre a este templo, quizá por ser iniciativa de un grupo de personas de ese linaje. Ana Isabel Sanz Yagüe (2) afirma que con anterioridad al siglo XVIII se escribía Nuestra Señora de los Laines o de los Laynes pero que, como es muy frecuente en lengua castellana, el diptongo –ai/-ay- evolucionó a la forma –ei-.

Respecto al topónimo Villares, Rafael García de Diego (3) considera que villar es un “poblado nuevo reconstruido sobre restos de otro más antiguo probablemente abandonado en algún tiempo”, y cree que los topónimos Los Villares parecen núcleos desgajados de otros centros de población mayores existentes en sus proximidades y a los que estuvieran vinculados.

Eleuterio Carracedo Arroyo (4) lo deriva del latín Villa “explotación desgajada del fundo primitivo”, luego “fundo” y a veces “aldea” o incluso “villa”, pero también añade (o. c. página 216) que el prefijo Villa- está relacionado a veces con la presencia de restos romanos, algo que en este caso quedó demostrado.

En 1930 Blas Taracena Aguirre (5) realizó investigaciones arqueológicas localizando en las fincas adyacentes objetos de hierro de época romana e identificando una pequeña ara dedicada a Marte, que fue reutilizada como pila benditera de esta ermita.

Fray Damián Janáriz Ibáñez (6) recuerda que algunos vecinos guardaban armas y enseres que surgían entre cenizas y que atribuían al mundo romano.

La tradición local, no obstante, sostiene que allí hubo un pueblo, aunque otros matizan que, más que eso, fue un monasterio que se incendió.

Gonzalo Martínez Díez (7) lo incluye en la relación de despoblados de la Tierra de Soria sin indicar más que su localización y ubicación en torno a la ermita de Los Laines.

Para Enrique Díez Sanz y Víctor M. Galán Tendero (8), Los Villares pudo ser un heredamiento-despoblado localizado en torno a la ermita de Nuestra Señora de los Laynes.

Pascual Madoz (9) no recoge entrada propia pero en el apartado correspondiente a Pinilla del Campo lo cita como uno de sus despoblados, junto con Villamediana.

Manuel Blasco Jiménez (10) (11), tanto en su Nomenclátor de 1880 como en el de 1909, cita Villares (sin el artículo “Los”) en dos ocasiones: en la entrada de Pinilla del Campo y en la correspondiente a su lugar alfabético donde dice “Villares, despoblado en la jurisdicción de Pinilla del Campo”.

A día de hoy seguimos sin tener referencias documentales ni arqueológicas sobre este despoblado que hayan mostrado indicios de época medieval, por lo que barajamos la hipótesis de que en Los Villares no hubo poblamiento en ese momento histórico y que los antiguos habitantes de Pinilla del Campo supusieron la existencia de un pueblo o monasterio antiguo ante la evidencia de ruinas, objetos o indicios arqueológicos que, ahora lo sabemos, son de época romana.

Ermita de Nuestra Señora de Laines

La ermita de Nuestra Señora de los Laines, o de Los Leines, es un templo que, salvo la parte del presbiterio, se encuentra totalmente arruinado. Al parecer, la causa de su ruina no fue el abandono o la falta de atenciones, si no un fuerte vendaval que arrancó su techumbre alrededor de 1960.

Respecto a sus orígenes, sabemos (12) por una inscripción del testero que la construcción del actual templo se realizó en 1672 y que hay libros de cuentas que indican obras en un edificio anterior al menos desde ciento cincuenta años antes. No hay vestigios arquitectónicos precedentes para poder intuir una fecha de construcción anterior, pero por la datación de los restos que citaremos seguidamente, no sería descabellado (aunque sí arriesgado) pensar que fuera una humilde iglesia románica del siglo XIII.

El edificio consta de una sola nave rectangular, con veinte grados de diferencia hacia el noreste de la orientación canónica oeste-este, que culmina en un arco triunfal de medio punto que lleva su intradós decorado con cajeados, además de relieves de arcos entrelazados, y que se abre a la capilla mayor de planta cuadrada. Prácticamente toda la obra está construida en mampostería de piedra caliza aparejada con buena cal, reservando la sillería para una pequeña y única ventana que presenta la capilla mayor y para el arco de entrada a la ermita, que se abre a la nave por el lado meridional y se protegía por un pórtico desaparecido. Consta este acceso de arco de medio punto dovelado sobre impostas y jambas que en la clave central lleva un relieve con la cabeza de un ángel coronado, exhibiendo justo encima de él una extraña ménsula, carente a nuestro juicio de función arquitectónica alguna.

Puerta de entrada a la ermita. Foto Ángel Lorenzo
Puerta de entrada a la ermita. Foto Ángel Lorenzo

La capilla mayor presenta cubierta a cuatro aguas, con teja árabe, y en su vértice exhibe una cruz de hierro. El espacio interior se cierra con cúpula semiesférica sobre pechinas, todo lucido en yeso y decorado con pinturas de motivos geométricos en diversos tonos marrones y azules, de buena factura, que consiguen una cierta sensación de tridimensionalidad. Se complementa la decoración con cortinajes pintados y una ventana a modo de trampantojo simétrica a la real, manteniendo el pavimento de grandes baldosas de barro cocido. Adosado al testero mantiene la mesa altar de fábrica.

Como ya hemos apuntado anteriormente, la ermita contó con un pequeño altar romano dedicado a Marte que pudo ser encontrado en los alrededores y que se empleó como pila del agua bendita. Ese elemento fue estudiado por Alfredo Jimeno (13) que lo describió como una pieza de piedra caliza de 73 cm de altura que lleva en su superficie el texto traducido como “A Marte, Atimolaio, de los Annicos, cumplió el voto agradecido por el beneficio”. Jimeno fecha la pieza hacia el siglo III d. C.

En el interior de la nave principal se aprecian los restos de un banco corrido de obra, los del enlucido de las pareces y, desafiante, el maltrecho púlpito de obra adosado al muro del evangelio. Esta parte se cerraba con una desaparecida cubierta de madera a dos aguas, arrancada, como antes se mencionó, por un fuerte vendaval. A los pies, unas líneas de mechinales sugieren la presencia de un coro al que se accedía por una escalera, pero esta parte oeste se encuentra totalmente arruinada, por lo que no se observa la espadaña que probablemente llevara.

Vista del hastial de poniente totalmente arruinado. Foto Ángel Lorenzo
Vista del hastial de poniente totalmente arruinado. Foto Ángel Lorenzo

En la iglesia parroquial de Pinilla del Campo se guarda la imagen titular de este templo y patrona de la localidad, Nuestra Señora de los Laines, de los Leines o Laynez, según Ana Rosa Hernández Álvaro (14). Se trata de una talla de madera policromada que representa a la Virgen María con el Niño en el regazo, ligeramente sentado en su pierna izquierda. Este sostiene un orbe con su mano izquierda, manteniendo la derecha abierta, extendida al frente y con los dedos índice y pulgar tocándose por la punta. La Virgen, por su parte, apoya la mano izquierda en el hombro del niño mientras sostiene con su mano derecha lo que parece una manzana. Tanto la imagen de la Virgen como la del Niño van coronadas, descansando el conjunto sobre una peana en forma de nube.

Por sus características estilísticas su factura podría atribuirse a la primera mitad del siglo XIV, un momento histórico que nada tiene que ver con la obra actual de la ermita. La leyenda recogida por Janáriz (o. c.) viene a decir que la figura presidía la iglesia de un antiguo monasterio que hubo allí y que fue devorado por el fuego. Los devotos pensaron que la imagen de la Virgen había desaparecido pero un pastor la encontró milagrosamente indemne entre las cenizas, por lo que los vecinos de Pinilla del Campo decidieron construirle un nuevo templo.

Detalle de la clave del arco de entrada. Se aprecian el ángel coronado y la extraña ménsula sobre él. Foto Ángel Lorenzo
Detalle de la clave del arco de entrada. Se aprecian el ángel coronado y la extraña ménsula sobre él. Foto Ángel Lorenzo

En 1999, a raíz de unas labores de reparación de los tejados del presbiterio del templo, se retiró la antigua cubierta que parcialmente estaba realizada con una serie de tablas viejas, pero algunas de ellas resultaron ser el soporte de pinturas románicas de gran valor y calidad artística que, tras haber formado parte de un mismo retablo, habían acabado siendo reutilizadas como tablazón de la cubierta (15). Aquellas veintiuna tablas antiguas de madera de pino llevan escenas hagiográficas de santos no identificados, motivos ornamentales, eucarísticos, ángeles… Fueron recuperadas y llevadas a restaurar al Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León. Desde allí, en 2003 algunas se enviaron al Museo de arte sacro de la concatedral de San Pedro de Soria y formaron parte de las piezas de la exposición de Las Edades del Hombre “Paisaje Interior” celebrada en esta capital en 2009. Tras la clausura de la muestra las tablas se custodian en la Concatedral de San Pedro de Soria (16).

Bóveda del presbiterio con la policromía conservada. Foto Ángel Lorenzo
Bóveda del presbiterio con la policromía conservada. Foto Ángel Lorenzo

Los técnicos que elaboraron el pertinente informe dictaminaron que las tablas deben proceder de un mismo conjunto de mobiliario litúrgico integrado, quizá, en un retablo de forma pentagonal a juzgar por el corte de las tablas, que pueden proceder de este o de otro templo, como la parroquia de Pinilla, y que parecen obra de finales del XII o comienzos del XIII (17). Las características de estas pinturas permiten clasificarlas como propias del románico tardío y fecharlas hacia el segundo tercio del siglo XIII.

Inscripción en la bóveda. Foto Ángel Lorenzo
Inscripción en la bóveda. Foto Ángel Lorenzo

La Virgen de los Leines sigue siendo objeto de devoción de los vecinos del pueblo y en el citado blog de Hinojosa del Campo recuerdan que el papa Urbano VIII (1623-1644) concedió a los Cofrades de dicha Virgen una Bula otorgando indulgencia plenaria el día de la Anunciación y parcial en las otras festividades de la Virgen. Hasta la ermita se acudía en romería dos veces al año. La primera en la víspera de la fiesta de la Asunción para trasladar la imagen a la parroquia y la segunda el día de la fiesta que era el segundo domingo de octubre en la que los fieles y devotos procesionaban la imagen hasta su ermita. Según María Isabel y María Luisa Goig Soler (18), esta segunda cita con la Virgen se llamaba también “fiesta de las uvas”, en el trascurso de la cual los mayordomos tenían que dar pan y uvas “a todo el vecindario y forasteros”.

Imagen de la Virgen de Los Laines. Foto Maribel Zapatero
Imagen de la Virgen de Los Laines. Foto Maribel Zapatero

Alberto Arribas con la colaboración de Ángel Lorenzo, Maribel Zapatero, Luis C. Pastor

(1) BARAIBAR DE HARO, Felipe (1815): Diccionario para facilitar la inteligencia de estos fueros. Imprenta de Paulino Longás, Pamplona 1815, página 23.

(2) SANZ YAGÜE, Ana Isabel (2000): Pinilla del Campo. Historia de sus cofradías, en Casos y cosas de Soria II. Soria Edita, Imp. Marco Gráfico S. L, página 183.

(3) GARCÍA DE DIEGO, Rafael (1959):Sobre Topónimos Sorianos y su Historia”. Celtiberia nº 18, Ed. Centro de Estudios Sorianos.

(4) CARRACEDO ARROYO, Eleuterio (1996): Toponimia de la Tierra de Soria. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria. Colección Temas sorianos nº 32. Imprenta Provincial de Soria.

(5) TARACENA AGUIRRE, Blas (1941): Carta arqueológica de España. Soria. Edita Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez. Madrid.

(6) JANÁRIZ IBÁÑEZ, Fray Damián (1940): Historia de las Imágenes y Santuarios de la Santísima Virgen María en la Diócesis de Osma. htpps://bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=10617728

(7) MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo (1983): Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura castellana. Editora Nacional, Madrid, página 181.

(8) DÍEZ SANZ, Enrique; GALÁN TENDERO, Víctor M (2012): Historia de los despoblados de la Castilla Oriental. Tierra de Soria siglos XII a XIX. Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, colección Temas Sorianos nº 56, página 558.

(9) MADOZ, Pascual (1846-50): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito Ediciones SA y Diputación de Soria, 1993. Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid.

(10) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1880): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria, 1ª edición, Soria. Imprenta y Librería de la Infancia.

(11) BLASCO JIMÉNEZ, Manuel (1909): Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. IIª  edición, Soria. Ed. Tipografía de Pascual P. Rioja.

(12) Blog http://hinojosadelcampo.blogspot.com/2012/02/ermita-de-ntra-sra-de-los-leinez.html consultado el 22/04/2022.

(13) JIMENO MARTÍNEZ, Alfredo (1980): Epigrafía romana en la provincia de Soria. Edita Diputación Provincial de Soria, pp. 40 y 41.

(14) HERNÁNDEZ ÁLVARO, Ana Rosa (1984): La imaginería medieval en la provincia de Soria. Centro de Estudios Sorianos (CSIC), páginas 98 y 99.

(15) GUTIÉRREZ BAÑOS, Fernando (2009). “Tablas de Pinilla del Campo”. Catálogo de la exposición de Las Edades del Hombre “Paisaje Interior” Soria. pp.580-583.

(16) Un documental sobre estas tablas puede verse en el siguiente enlace https://www.youtube.com/watch?v=5finOIFQ7uc

Hay disponible otro vídeo sobre la ermita por Juan Carlos Cervero Vadillo (15/06/2022) en https://www.youtube.com/watch?time_continue=7&v=plLozJq_zz8&feature=emb_logo

(17) HUERTA HUERTA, Pedro Luis (2002): Enciclopedia del Románico de Castilla y León. Soria, volumen II, Ediciones de la Fundación Santa María la Real, Centro de Estudios del Románico, páginas 805 y 806.

(18) GOIG SOLER, María Isabel y GOIG SOLER, María Luisa (1996): Soria pueblo a pueblo. Gráficas Signo S.A. Esplugues de Llobregat (Barcelona).